Todo comenzó con un ratón
Walt Disney ha representado como nadie el American dream, sus padres eran descendientes de migrantes y pasó de ser un repartidor de periódicos al genio detrás de una compañía que cambió la historia de la animación, pero también de la industria del entretenimiento. Creó personajes —Pinocho, Mickey, Dumbo y Bambi, entre otros— que hoy son un referente.
Desde pequeña edad demostró su interés por el dibujo y el cine. Le gustaba ver a Charles Chaplin y comenzó su carrera como caricaturista en un periódico en el que dibujaba imágenes de la Primera Guerra Mundial. En esos tiempos en los que apenas trataba de hacerse de un nombre y tocaba puertas para que publicaran sus trabajos, combinaba su labor con otras más y hasta llegó a ser conductor de una ambulancia.
Muy pronto comenzó a demostrar su habilidad como emprendedor, al ser despedido del Estudio de Arte Comercial Pesmen-Rubin, donde era aprendiz, decidió junto con su amigo Ub Iwerks, abrir su propio negocio, Iwerks-Disney Commercial Artists.
Sin embargo, al no conseguir tantos clientes, Walt tuvo que irse a trabajar a una empresa de publicidad que le cambiaría la vida, pues sería su primer contacto con la animación. El curioso joven comenzó hacer sus propias experimentaciones durante sus ratos libres en casa.
Cuando se unió con el artista Fred Harman utilizó una nueva técnica de animación, que era no con recortes sino con papel semitransparente. Si bien era un buen inicio, aún no lograba consolidar el proyecto, así que los pocos ingresos que tenían los llevaron a trabajar caricaturas conocidas como Laugh-O-Grams. Después a producir Alice Comedies y Oswald el conejo afortunado su vida cambiaría radicalmente, ya que una decepción lo llevó a crear uno de los personajes que lo puso en la cima del éxito, Mickey Mouse.
Cuando regresaba a casa triste, porque se habían quedado con los derechos de Oswald, comenzó a pensar en un nuevo personaje, un ratón que incorporó en Barco de Vapor Willie, en 1928.
“Mickey Mouse vino a mi mente en un viaje a Hollywood, en un momento en que mi suerte y la de mi hermano Roy no era buena, y parecía acercarse el desastre”, dijo en una entrevista Walt, la cual se recupera en el documental Mickey: la historia de un ratón.
Inmediatamente, Mickey cautivó por ser “fresco y diferente”. Apareció “bailando y silbando coordinado con la música”, algo nunca antes visto, según se destaca en el documental Walt, el hombre detrás del mito. Llegó a contar que para Barco de Vapor Willie contrató a una orquesta de para que grabara la música.
Pronto Mickey se consideraría el alter ego de Walt, quien comenzó a hacer propuestas nunca antes vistas en la animación. La gente empezó a pedir más películas con el famoso ratón como protagonista y así fue.
A Mickey después se uniría Blancanieves y los siete enanitos, en 1937, filme en el que se incorporaron nuevas técnicas de animación, como darle profundidad a las escenas a través de los dibujos.
Una cascada de éxitos llegó después y poco a poco se fueron añadiendo nuevas historias y personajes, desde Dumbo, Bambi, El Rey León hasta Aladdin, Cenicienta y otros más.
Para conmemorar 100 años de historia, Disney estrenará hoy en Estados Unidos Había una vez un estudio (Once Upon a Studios), un cortometraje dirigido por Dan Abraham y Trent Correy, que reúne a 543 personajes.
Mickey es el anfitrión de este colosal proyecto en el que participaron más de 40 actores que regresaron a dar su voz a personajes como Elsa (Idina Menzel).
El 24 de noviembre llegará la cinta Wish: el poder de los deseos, dirigida por Chris Buck y Fawn Veerasunthorn, que festeja un siglo de magia a través de una comedia musical de animación en el reino Rosas, donde una joven idealista e ingeniosa pide un deseo que es respondido por una bola de energía llamada Star. Una prueba de que la magia continúa.
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