¿Por qué tienes que ver "El Gabinete de Curiosidades de Guillermo del Toro"?
Nadie más conveniente que Guillermo del Toro en “El gabinete de curiosidades” para darle continuidad a aquel concepto que hiciera famoso a mediados de los años 50 el célebre “Maestro del Suspenso”, con aquella producción para la pantalla chica conocida como “Alfred Hitchcock Presenta”.
Empezando porque la pequeña introducción que solía acompañar cada entrega, resulta ideal para sacar provecho de haberse convertido en un personaje en sí mismo. Esto además de que el formato de pequeñas historias autoconclusivas sirve para que diversos creativos ofrezcan su propia interpretación sobre la imaginería que con base en un enfoque que rescata la esencia tradicional de la fantasía, a veces cruel, siempre retorcida y con connotaciones oscuras, el otrora director de “Cronos” (1993), ha generado alrededor de su trabajo.
Lo anterior es precisamente lo que hace con el primer episodio de esta producción de Netflix titulado “El Lote 36”, su eterno cómplice el cine fotógrafo Guillermo Navarro —“El Laberinto del Fauno” (2006)—, ahora metido en las labores de director.
Siguiendo los pasos de un exsoldado resentido, de nueva cuenta vemos como resurgen las secuelas de los supuestos experimentos que sobre lo sobrenatural perpetraron los nazis, dentro de una trama donde la falta de empatía alimentada por el discurso de odio propio de la política estadounidense de finales del siglo pasado, es el detonador de la pesadilla.
Destaca cómo los pasillos entre los conglomerados de almacenes en renta, que sirven como escenario, cual representación de los escondrijos del gabinete al que alude el título, dan pie a desesperantes recorridos con los interruptores de luz sirviendo de herramienta para estirar los puntos de tensión.
En cuanto al segundo capítulo titulado “Ratas de Cementerio”, Vincenzo Natali enfatiza la mezcla de géneros para una historia de horror salpicada de toques de comedia, acerca de un saqueador de tumbas y su insólita rivalidad con unos roedores; y a pesar de que por momentos tiende más al sentido lúdico rayando la frontera del ridículo, la ironía se mantiene y cierra contundente.
Además, el también responsable de “El Cubo” (1997), mantiene y hace efectiva su habilidad para los juegos espaciales elaborados con inquietantes perspectivas. Éstos son los primeros de los ocho episodios que integran la serie, los cuales llegarán de dos en dos a Netflix.
Se desarrollan en épocas distintas, pero en ambas el lado marginal se convierte en la materia primordial para construir las atmósferas opresivas, así como empujar las circunstancias de los personajes con base a la necesidad, el dinero y los vicios, dejando que sea la deshumanización interna, lo que les ponga a la par de las criaturas consideradas como monstruos, y que por supuesto aquí no habrán de faltar.
1 2 3 4 5
Comentarios