Por falta de agua temen repunte de enfermedades
La escasez de agua en el país puede agudizar la incidencia de enfermedades como dengue, cólera, cuadros de gastroenteritis, psoriasis, parasitosis y hasta incremento en las respiratorias, que ya están presentes y “que están relacionadas con los cambios de hábitos e higiene en la población, pues a menor cantidad de agua es posible mayor situación insalubre”, advirtió a La Razón el especialista en medicina tropical André Siquiera.
Prevé que, debido a la escasez del líquido, las enfermedades llamadas tropicales se hagan más presentes por cuadros severos de gastroenteritis, por ejemplo.
“Enfermedades como la malaria y el virus del chikungunya deben ser atendidas y estudiadas previo al desarrollo de nuevos casos; es por ello que la medicina tropical cobra gran importancia, derivado del cambio climático que está sufriendo la Tierra, y con ello la falta de agua, debido a que al modificarse el clima también cambia la epidemiología de padecimientos transmitidos por vector”, explicó Siquiera. Cabe destacar que en nuestro país, el Hospital General de México cuenta, desde el 2015, con un centro de medicina tropical.
Al respecto de la escasez de agua, Marlen Romero Fuentes, especialista en medicina clínica por la Universidad La Salle, dijo que esta situación puede dar pie a condiciones no favorables para la salud humana por dos razones: la primera de ellas es que, por el poco consumo de agua potable, se manifiesten padecimientos y enfermedades en el individuo; asimismo, el aprovechamiento de estancamientos de agua puede tener como consecuencia otras enfermedades y poner en riesgo a una o más personas.
“Los problemas más comunes por falta de agua son la piel seca y sin elasticidad, estreñimiento, calambres, fatiga, confusión y desorientación y dolor de cabeza y migrañas; eso es francamente leve en comparación con enfermedades agravantes como el dengue, por ejemplo, que recientemente, con el paso del huracán Otis, fue visible el aumento de la enfermedad ante la falta de agua o la presencia de la misma, pero contaminada”, refirió.
De acuerdo con un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), a pesar de que 93.1 por ciento de los hogares en México tiene acceso a un suministro entubado de agua potable, tres de cada 10 viviendas (11.5 millones) no tuvo diario disponible el servicio potabilizador en 2022 y el panorama fue el mismo para 2023, y se advierte que esto podría agravarse en el 2024.
Gustavo Ampugnani, director de Greenpeace México, dijo que el no tener acceso al agua aumenta el riesgo de adquirir enfermedades.
“Muchas que padecemos actualmente, principalmente la infancia en condición de pobreza, están vinculadas con la calidad del agua que consumimos (ya sea por saturación de bacterias o sustancias tóxicas) o su abastecimiento; la falta de acceso al agua limita la higiene, lo que agudiza la propensión de algunas personas, principalmente de niñas, niños y adultos mayores, de adquirir enfermedades de otro tipo, como Covid-19”, refirió.
Ampugnani indicó que, antes de la pandemia, la carga de morbilidad atribuida a la falta de agua, saneamiento e higiene equivalía a 1.8 millones de defunciones y la pérdida de más de 75 millones de años de vida sana. No obstante, señaló, tras el surgimiento del nuevo virus, estas muertes podrían dispararse.
Para la médica clínica Marlen Romero Fuentes, quien también está involucrada en temas ambientales y su vínculo con enfermedades en poblaciones infantiles de zonas marginadas, es importante que más allá de tener un cuidado estratégico de enfermedades, los diferentes órdenes de gobierno escuchen a los expertos, precisamente como organismos ambientalistas.
Recordó que desde hace una década, cuando ella estuvo haciendo prácticas de campo en una zona rural afectada por problemas intestinales, “justamente por falta de agua”, un colectivo se acercó a la comunidad médica para contar sobre una propuesta donde el principal eje de acción radicaba en “los procesos de participación activa de la ciudadanía y las dependencias, así como garantizar su continuidad, a pesar de los cambios de gobierno”.
“Hay muchas organizaciones trabajando desde hace años, pidiendo ser escuchadas para tratar el tema del agua potable y con ello ciertas enfermedades, sobre todo del aparato digestivo, disminuyan, aunque con el Covid-19 se sumó otra preocupación ante la falta de agua. Te dicen: ‘lávate las manos’ pero, ¿con qué agua”, preguntó.
De acuerdo con grupos que impulsan esta propuesta, como Greenpeace, un manejo del agua con visión de cuenca en la ciudad “disminuiría nuestro impacto en emisión de los gases que aceleran el aumento de la temperatura. También se conseguiría reducir los daños a la población, si el plan cuenta con un enfoque de justicia, de equidad de género y de derechos humanos”.
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