Museo Nacional de Historia cuenta secretos de piezas icónicas de su acervo
Un teponaztli, de los pocos instrumentos musicales de origen prehispánico que se conservan en el país; el Chapulín rojo, escultura zoomorfa extraída de la alberca de Chapultepec; un peto de armadura, de los pocos artículos que pertenecieron a Pedro de Alvarado de los que se conservan en México y el pañuelo que cubrió el cráneo de Hernán Cortés son algunos de los objetos que se incluyen en el z (1944-2024), que publica el Museo Nacional de Historia para conmemorar sus ocho décadas de existencia.
A partir de un acervo de más de mil 100 objetos, curadores de las siete colecciones del museo eligieron los más icónicos para compartir su origen, cómo llegaron al recinto o datos curiosos poco conocidos sobre éstos. Algunos no se encuentran en exhibición, de ahí la importancia de la publicación y de que se incluyan imágenes de cada una de las piezas.
De acuerdo con la introducción del libro, se seleccionó aquellas piezas relevantes “por sus características artísticas o por su historia y relación con los momentos y personajes más importantes de la historia de México, así como algunas que no habían aparecido en volúmenes anteriores o que han regresado al recinto luego de comodatos de varios años”.
Por ejemplo, del Estandarte de la Virgen de Guadalupe, Thalía Montes Recinas explica que fue utilizado por Miguel Hidalgo y Costilla el 16 de septiembre de 1810 y que se exhibió en el Museo Nacional de Artillería; y del pañuelo que cubrió el cráneo de Hernán Cortés, María Hernández Ramírez detalla que es de cambray y fue el que se colocó cuando Lucas Alamán organizó el segundo entierro-ocultamiento de los restos del conquistador debido a que la osamenta estaba en peligro; dicho artículo llegó al Museo Nacional de Historia en 1947. “Casi siete décadas se conservó en las condiciones en que se exhibió; es decir, desintegrada la parte central hasta que se dispuso su restauración y exhibición temporal”, comparte la especialista.
Asimismo, del teponaztli, instrumento de origen náhuatl, Axayácatl Gutiérrez Ramos da a conocer que se “cree que sólo existen en el mundo cerca de una veintena de percutores fabricados en el México antiguo” y éste es uno de ellos. El objeto, que mide casi 80 centímetros de largo, fue vendido al Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía por Guillermo de Heredia y luego permaneció por mucho tiempo sin exhibición en dicho recinto hasta que se fundó el Museo Nacional de Historia.
Otro objeto que destaca es el sable de caballería ligera que perteneció a Maximiliano de Habsburgo, el cual, según Thalía Montes Recinas, fue con “el que se rindió el emperador ante el general de División Mariano Escobedo, luego de la toma de la plaza de Querétaro el 15 de mayo de 1867”. Además, de la silla y ajuar presidenciales, la misma especialista cuenta que se lo regalaron estudiantes a Benito Juárez y que fue en la que posó el general Francisco Villa en una de las icónicas fotografías de la época de la Revolución Mexicana.
Mientras que del vestido atribuido a Carlota, María Hernández Ramírez revela que la pieza “próximamente será sometida al tratamiento de restauración que permita devolverle su integridad para una mejor conservación”.
El libro, de quien fue coordinadora editorial Jaqueline Gutiérrez Fonseca, también incluye objetos como el Biombo con escenas de la Conquista de México, la Medalla conmemorativa a Carlos III y la mesa y sillones donde se firmó y proclamó el Plan de Iguala.
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