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Menores se suman a la búsqueda de familiares

Se han sumado a los colectivos de familiares que buscan a sus parientes entre los restos sepultados en las fosas clandestinas
  • Por Redacción
Menores se suman a la búsqueda de familiares

Ante un panorama en el que ya suman 105 mil 662 personas desaparecidas en México, niñas y niños se han sumado a los colectivos de familiares que buscan a sus parientes entre los restos sepultados en las fosas clandestinas que encuentran a su paso por el país.

Un video compartido por el colectivo Madres Buscadoras de Sonora, durante una acción de búsqueda en Jalisco, mostró en días pasados a varios pequeños de entre ocho y 12 años con pala en mano, excavando la tierra, en una jornada que se extendió cerca de siete horas.

Uno de ellos es “Mateo”, de nueve años, quien busca a su padre, Francisco Heriberto Rincón Hernández, desaparecido el 14 de julio de este año después de haber salido tarde de su trabajo y quedarse a beber cervezas con sus compañeros.

La esposa del hombre desaparecido, “Jaqueline”, cuenta que ella no quería la compañía de su hijo en la jornada de búsqueda, por ser un acto que consideró no apto para niños; sin embargo, la respuesta de “Mateo” fue: “¿Cómo no va a ser un lugar para mí? Si yo puedo ir a buscar a mi papá”.

“Yo veía su desesperación de decir: ‘yo quiero ir’. Estoy tratando de comprender todo esto; es algo fuerte, no era un lugar en el que los niños debieron estar, pero mi hijo quería hacerlo y, desde el día de la búsqueda, él me dice: ‘mamá, ¿cuándo volveremos a ir?’.

“Yo me quedé pensando en cómo estamos preparando a nuestros hijos para buscar a sus padres enterrados; no puedo explicarlo. ¿Cómo está la sociedad, que nosotros los estamos preparando para buscar gente enterrada, a buscar fosas?”, dijo la mujer a La Razón, entre sollozos.

Cecilia Flores, fundadora de la agrupación buscadora, afirmó que la difusión de las imágenes también tiene como objetivo “sensibilizar a las personas que se los llevan (a las personas desaparecidas), porque dejan madres muertas en vida, pero también dejan hijos que lamentablemente son los que más sufren la ausencia”.

Las y los menores observados en las imágenes, dijo Flores Armenta a este medio, son compañeros de escuela, pero también hijos y sobrinos de personas no localizadas en la entidad.

Mientras las madres observaban lo que sus hijos hacían, una pequeña más tomó una pala y comenzó a ayudar, a pesar de que en su familia no les falta alguien.

“Ella se unió, se sensibilizó y empatizó ante lo que estaban haciendo ellos. Lo que estamos mirando en los niños es sensibilidad, hay empatía, lo que no hay en los adultos y en los gobiernos. ¿Cómo puede ser que nos estén poniendo un gran ejemplo estos niños?”, reclamó Cecilia.

La desaparición de uno de los dos padres, refiere la activista, termina por dejar a los hijos en algo parecido a la orfandad, ya que, quien se queda, se ve orillado a emprender la búsqueda del otro y con ello apartarse del círculo familiar para cubrir las carencias, como aumentar su carga de trabajo para llevar comida a casa.

“Fue muy doloroso. Cuántas veces he encontrado a mis nietos, con el patio de mi casa todo el tiempo lleno de hoyos. Yo les pregunto: ‘¿para qué hacen tantos hoyos?’ y me dicen: ‘porque tenemos que buscar a mi tío Marcos’ (uno de los hijos desaparecidos de Cecilia)... Una niña me dice: ‘Mira, encontré una evidencia, porque aquí está blanco y dicen que cuando está blanco es que hay un cuerpo’. Entonces, ¿qué les estamos enseñando a los niños con lo que estamos haciendo?”, relató.

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