Los alebrijes, la tradición mexicana que tiene su origen en una pesadilla
Pedro Linares tenía 30 años cuando una noche se echó a dormir pensando en cómo cambiaría el mundo del arte. No sabía que, a través de una pesadilla que terminó convirtiendo su vida en un sueño, construiría uno de los elementos artísticos más populares de la cultura mexicana: el alebrije.
Este artista mexicano le dio a nuestro país una auténtica obra de arte que hoy protagoniza uno de los desfiles más importantes de nuestra capital mexicana: el Desfile de Alebrijes Monumentales, que posteriormente se exhiben en Paseo de la Reforma, un escenario imponente y más en este mes de noviembre.
Pedro Linares López nació un 29 de junio de 1906 en la Ciudad de México. Comenzó su oficio artístico en la Academia de San Carlos, una escuela de arte por cuyos pasillos también pasaron otros artistas emblemáticos nacionales como Frida Kahlo, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Rufino Tamayo.
La especialidad de Linares era el trabajo de figuras de cartón, sin embargo, hasta los 30 años no lograba crear algo que cambiara o aportara al mundo del arte. Según su narración, una noche de 1936, se fue a dormir y comenzó a tener una pesadilla en la que aparecían figuras de animales, pero animales diferentes.
Entre la naturaleza, vio un burro alado, un gallo con cuernos de toro y un león con cabeza de perro. Los relatos indican que Pedro Linares padecía una terrible enfermedad que posiblemente provocó que delirara en ese sueño, sin embargo, provocó la creación de los alebrijes que, apenas despertó el artista, comenzó a recrear estas figuras en cartón. Dice que en el sueño, estas figuras le gritaban: "¡Alebrijes, alebrijes, alebrijes!".
Luego de recuperarse de su enfermedad, la historia narra que Linares contó a su familia lo que había soñado y comenzó a trabajar en los que son considerados los primeros alebrijes, con engrudo, cartón y papel. Linares poco a poco convirtió a los alebrijes en objetos vivientes que rápidamente fueron adoptados por la cultura mexicana.
Fue en 1980 cuando los alebrijes fueron trasladados al estado de Oaxaca, en donde el fenómeno alcanzó nuevas dimensiones, pues los artesanos comenzaron a realizar esos alebrijes, pero con madera de copal, sobre todo en pueblos como San Martín Tilcajete y San Antonio Arrazola.
En Día de Muertos, por ejemplo, las figuras de los alebrijes adquirieron otro significado, pues se relacionan con guías espirituales y seres místicos que ayudan a los seres humanos a cruzar al otro mundo cuando mueren. Otros más, sobre todo los artistas oaxaqueños, los consideran una especie de nahual, el cual tiene dos concepciones: la de una especie de brujo que se puede transformar en cualquier animal o la de una conexión espiritual que sirve como protector y guía cuando adquiere su forma animal.
Los alebrijes tienen un poder simbólico que hoy se ve reflejado en este gran Desfile de Alebrijes Monumentales. Hagamos que esta tradición permanezca y cada que puedas, regala uno.
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