Y quien tiene cada vez más encima los reflectores es el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés. Entre los hechos que han precipitado que las miradas volteen hacia su desempeño están, además de la merma de votos y derrotas que ha venido sufriendo su partido, con él frente al timón, las revelaciones sobre el trato excedido que tuvo nada menos y nada más que con su candidata presidencial, Xóchitl Gálvez. La forma en la que pretendió llamarle la atención levantándole la voz por haber reconocido el triunfo de Claudia Sheinbaum la noche del 2 de junio, es por demás reveladora de una actitud que, nos comentan, no puede más que interpretarse como impregnada de misoginia. La pugna al interior del Partido Acción Nacional, nos hacen ver, también está arreciando por la falta de autocrítica sobre los resultados electorales y su negativa a entregar su renuncia. Se han sumado, por lo pronto, a los cuestionamientos a Marko exgobernadores, legisladores y personajes como Max Cortázar, que participaron de manera relevante en las campañas. Entre quienes conocen de los asuntos panistas nos aseguran que por el momento, no renunciará. Pendientes.
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