Nos piden no perder de vista los señalamientos que se han hecho sobre la reforma que instrumenta la elección de jueces, sobre todo, en la parte en la que concede nuevas facultades a la presidenta del Instituto Nacional Electoral, Guadalupe Taddei. Fue ahora la consejera Dania Ravel quien dio cuenta de que la modificación al artículo 45 de la Legipe —que permite hacer designaciones unilaterales en direcciones ejecutivas y unidades técnicas— “daña el trabajo colegiado del que sigue siendo el máximo órgano de dirección del INE”, y que la adición del artículo 48 que da nuevos poderes a la Junta General Ejecutiva podría invadir las atribuciones de las consejeras y consejeros. “Sustituir el debate y la colegialidad de las comisiones por determinaciones de la JGE, implica imponer una visión reduccionista de un grupo de funcionarios que son designados de manera unilateral. La sustitución de atribuciones colegiadas por la concentración de una visión unipersonal pone en riesgo la pluralidad y podría propiciar prácticas poco democráticas”, ha señalado. Y ojo, porque, nos dicen, no es la única que piensa así.
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