Anuario: El año del huracán que sorprendió a científicos y dejó devastación
Clasificado como categoría 5, el huracán Otis, que impactó al sector científico por la rápida velocidad con la que se intensificó, impactó el puerto de Acapulco y otros municipios de Guerrero, como Coyuca de Benítez, la madrugada del 25 de octubre, dejando una estela trágica de 50 personas fallecidas y 30 desaparecidas, según las cifras oficiales, más pérdidas materiales estimadas en 16 mil millones de dólares (286 mil millones de pesos), provocando una de las peores y más costosas tragedias en el puerto, uno de principales atractivos y polos turísticos de México.
Sin un alertamiento previo suficiente sobre la fuerza con la que tocaría tierra, los acapulqueños recibieron el meteoro, cuyo impacto alcanzó a 274 mil viviendas y 47 mil locales comerciales del puerto.
Otis impactó en Acapulco a las 00:25 horas del miércoles 25 de octubre, con vientos máximos sostenidos de 270 km/h y rachas de hasta 330 km/h.
A partir de ese momento comenzó el caos, con uno de los centros turísticos más importantes del país devastado y completamente a oscuras, donde los habitantes comenzaron a buscar mecanismos de sobrevivencia y, los turistas, formas de salida.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador se trasladó al puerto y se enfrentó con la realidad de los caminos cerrados, lo que derivó en que se complicara su viaje y quedara varado en la denominada comunidad “Kilómetro 39”, por lo que tuvo que cruzar a pie para abordar un nuevo vehículo que le permitiera llegar a Acapulco para encabezar la reunión del gabinete de seguridad y las autoridades estatales, para evaluar la situación.
Fue la primera de ocho visitas que el Presidente de la República había realizado al puerto hasta la semana del 3 al 9 de diciembre, en las que incluso realizó recorridos aéreos.
Sin un primer número exacto sobre los daños, que indicara los alcances de la situación y con un Acapulco sumido en la oscuridad, la dimensión de la tragedia se conoció en un primer momento con las imágenes del puerto devastado que se observaron al amanecer de ese 25 de octubre, ya con la luz de día.
Sin luz, agua, comida, comunicaciones, tiendas, caminos, y con hoteles y viviendas arrasadas por Otis, comenzó la otra crisis, la de la sobrevivencia, por lo que de inmediato se hizo presente el saqueo colectivo de comercios.
Los caminos de entrada y salida a Acapulco no sólo quedaron obstruidos como consecuencia del meteoro, sino que las actividades de hurto complicaron todavía más las posibilidades de traslado, ya que en colonias neurálgicas, como Renacimiento, que le da la bienvenida a los viajeros al puerto, se bloqueó el paso a causa de los robos masivos.
Primero se trató de la búsqueda de agua, alimentos y medicinas; después, llegó al grado de que de las tiendas se llevaron desde electrodomésticos hasta motocicletas.
Mientras algunos habitantes del puerto participaban de este saqueo, los turistas buscaban la forma de salir, hasta que se establecieron los puentes aéreos, a partir del 27 de octubre, que permitieron la salida de nacionales y extranjeros que quedaron varados por el impacto de Otis.
El ambiente social en Acapulco y en Coyuca de Benítez rápidamente se enrareció ante la situación, ya que el problema por los saqueos de tiendas comenzó a registrarse también en las casas habitación, por lo que los habitantes se organizaron para establecer medidas de vigilancia y barricadas, como se observó en la colonia Progreso, entre otras.
Los primeros días fueron críticos, sin servicios básicos como luz, y sin mecanismos de comunicación —Telmex restableció las comunicaciones el 26 de octubre, pero las líneas celulares siguieron sin funcionar hasta el 9 de noviembre, cuando Telcel restableció al 90 por ciento el servicio—.
A esto se sumó el hecho de que no había medios de transporte. Las principales terminales de autobuses en el puerto fueron afectadas por el paso del huracán, mientras que en Chilpancingo y en la Ciudad de México, en principio, se paralizaron las corridas, y después se complicaron por el número de personas que pretendía llegar a buscar a familiares y conocidos con los que no había sido posible establecer contacto.
Como ha sucedido en momentos críticos, como los sismos, a nivel nacional se instalaron centros de acopio para enviar apoyos, que principalmente han sido canalizados a través de las autoridades militares, las cuales concentraron los principales centros en la capital de Guerrero, y en el complejo de Mundo Imperial, en Acapulco.
La necesidad de recibir apoyos externos fue mayor porque con los saqueos y con la imposibilidad de surtir las tiendas de autoservicio, aunque la población tuviera recursos para adquirir productos, no tenían dónde hacerlo y tampoco contaban con servicios bancarios, que se restablecieron semanas después del paso de Otis.
Además, en su momento, la distribución de los apoyos recabados fueron objeto de debate, porque comenzaron a circular los rumores respecto al acaparamiento de esta actividad por parte de las autoridades, las cuales comenzaron a transparentar la información, en un reporte público diario, con información de todas las dependencias que participaban.
A partir de estos reportes, de acuerdo con el que presentaron 31 días después del paso de Otis, se confirmaron los 50 decesos y las 30 personas no localizadas, además de que se notificó la entrega de 24 mil 090 despensas y 100 mil litros de agua, por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional, mientras que con siete mil 904 elementos desplegados, la Secretaría de Marina entregó más de 297 mil despensas y 968 mil litros de agua potable, así como el retiro de toneladas de basura en avenidas principales, vialidades secundarias, banquetas, camellones y otros espacios públicos.
La CFE visitó casa por casa las 507 colonias de Acapulco, en las que identificó en aquel momento que 89 por ciento ya contaba con el servicio de luz, mientras que en el alumbrado público se repararon nueve mil 753 luminarias.
Como parte del desastre, el problema de la basura que dejó Otis, tanto por los escombros como por la que se empezó a generar en el puerto, se convirtió en una crisis de tipo sanitario debido a que se acumularon más de 660 mil toneladas.
Después de que el Gobierno federal implementó acciones inmediatas, el Presidente López Obrador presentó, el 2 de noviembre, el plan para la reconstrucción para la costa de Guerrero, que consideró como base el censo realizado por la Secretaría de Bienestar, de 250 mil personas afectadas.
La estrategia gubernamental contempla el ejercicio de tres mil 432 millones de dólares (61 mil millones de pesos) para apoyar a las víctimas y mantener la búsqueda de los desaparecidos; adelantar dos meses el pago de pensiones de los programas de Bienestar; incorporación de 10 mil jóvenes al programa de mi primer empleo; aumento del doble de becas a estudiantes de educación básica, para sumar 90 mil.
También, prórrogas a empresas de la zona para el pago de las cuotas del IMSS, ISSSTE e Infonavit; suspensión del pago de energía eléctrica hasta febrero del 2024; entrega de una canasta básica semanal a 250 mil familias; apoyo de ocho mil pesos para pintura y limpieza de viviendas, así como de entre 40 y 60 mil pesos para el arreglo de daños; entrega de enseres domésticos; 25 mil créditos a la palabra, y suspensión del pago de impuestos en los municipios afectados.
De acuerdo con el secretario de Hacienda, el costo de este plan para la reconstrucción ascenderá a los 61 mil millones de pesos mencionados; mientras tanto, los empresarios hoteleros dieron a conocer que los costos para la infraestructura hotelera superarán los dos mil 300 millones de dólares, con un tiempo estimado para la recuperación de por lo menos diez meses.
Para el 9 de noviembre, el titular del Ejecutivo federal publicó, en el Diario Oficial de la Federación, el fin de la declaratoria de la emergencia, porque “ya no persisten las condiciones de emergencia para continuar con la vigencia de la declaratoria”.
Prácticamente un mes después de que se presentó el programa, el Gobierno federal inició la entrega de la primera fase de recursos económicos para la reconstrucción y la segunda fase de entrega se inició el 20 de diciembre.
Como parte de las acciones para restablecer Acapulco, el Gobierno federal anunció que el Tianguis Turístico mantendrá su sede emblemática y se celebrará del 8 al 12 de abril próximo.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), el huracán Otis se convirtió en el tercer siniestro más costoso en México, superando los sismos del 2019, con 28 mil 103 millones de pesos.
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