Desbordan tradición de Viacrucis
M iles de visitantes se dieron cita este Viernes Santo en Iztapalapa, al oriente de la Ciudad de México, para vivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, luego de tres años en los que esta celebración no se pudo realizar de forma completamente presencial.
El calor del mediodía, no impidió a turistas e iztapalapenses salir a las calles de los ocho barrios de la demarcación, para presenciar el Viacrucis del Cristo que este año fue representado por David Uriel González Martínez, un joven comerciante de 24 años.
Bajo el potente rayo de sol, el Cristo de Iztapalapa caminó a cuestas cerca de 2.3 kilómetros desde la Macroplaza en el centro de la alcaldía, rumbo al Cerro de la Estrella, con una cruz de 100 kilos en la espalda y una corona de espinas, como lo marcan los pasajes bíblicos.
Desde las 8:00 de la mañana, cientos de visitantes comenzaron a llegar a los alrededores de la explanada de la alcaldía, para revivir la celebración religiosa que este año cumplió 180 años de existencia, y que ya es considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de México.
En las primeras horas del día, se vio a decenas de nazarenos de todas las edades —incluso niños—, vestidos con túnicas blancas y motivos morados, alistarse con sus cruces en las espaldas y coronas de espinas en la cabeza, para caminar descalzos por el cemento y la tierra hirviendo por el sol.
A su vez, decenas de feligreses entraban y salían de la Catedral de Iztapalapa, para rezar y agradecer a Dios por diversos motivos, durante una celebración que también conmemoró los 300 años de la aparición del Señor de la Cuevita.
Renato, un habitante del Estado de México contó a La Razón que este es el cuarto año que viene al Viacrucis de Iztapalapa, con excepción de los últimos tres en los que o no pudo debido a la pandemia de Covid-19 o “todavía no se animaba a salir a lugares con tumultos”. Para él, acudir a la representación es una forma de “agradecer por todas la bondades que nuestro señor me ha dado”, además de que le parece una tradición “muy bella” por todo el trabajo al que se someten los actores.
Al mediodía, en una explanada atiborrada de fieles creyentes que mostraban su devoción y fe a Cristo, arrancó la representación con los pasajes bíblicos en los que Jesús es condenado a muerte, cuando es llevado ante Poncio Pilatos, la presentación ante Herodes y los azotes, frente a sus padres.
Para las 13:00 de la tarde, miles de personas ya desbordaban las calles aledañas a la explanada central de la alcaldía, algunas con gorras o sombrillas para atajarse del intenso sol.
Tras ser sentenciado por Poncio Pilatos, Jesús de Nazaret inició su camino con la pesada cruz, rumbo al Cerro de la Estrella, rodeado por tumultos de feligreses que iban a su paso, para acompañarlo en la representación de las tres caídas. En el camino, también se escenificó el pasaje del encuentro con su madre, la Vírgen María, representado por Paulina Quetzalli García González, de tan solo 19 años, quien en lágrimas y sollozos lamentó los maltratos propinados a su hijo.
Luego de un arduo recorrido, con los pies cansados, la frente sudorosa y ensangrentado, el Cristo de Iztapalapa llegó al Cerro de la Estrella, donde fue subido a la cruz, bajo un potente rayo del sol, junto a el buen ladrón, de nombre Dimas, quien fue colocado a su derecha.
Mientras que el mal ladrón, llamado Gestas, fue elevado a la izquierda del Jesús, tal como se indica en el evangelio.
Aunque se tenía previsto que la escena de la crucifixión y muerte de Cristo se hiciera a las 15:00 de la tarde, fue poco antes de las 17:00 de la tarde, cuando Jesús pronunció sus últimas palabras: “padre mío, en tus manos encomiendo mi espíritu”, antes de morir en la cruz.
Apenas concluyó la escena de la muerte de Cristo, desde las faldas del cerro, cientos de nazarenos que lo acompañaban, elevaron sus cruces al aire, mientras los visitantes aprovechaban para tomar fotografías y admirar el momento más significativo y doloroso de la Semana Santa.
A las 18:00 de la tarde, la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, dio a conocer que el evento finalizó con saldo blanco y sin ningún herido.
Al cierre de esta edición, el evento sumó la asistencia de un millón 150 mil personas que acudieron al evento.
Por segundo día consecutivo el Presidente Andrés Manuel López Obrador utiliza mensajes de personalidades mundiales para criticar a la feligresía católica.
Tan sólo el pasado jueves utilizó unas palabras de Gandhi y ahora se refirió al escritor y político ruso León Tolstoi.
“Cristo es un reformador que desmoronó los antiguos fundamentos de la vida y nos proporcionó unos nuevos, y cuya reforma aún no se ha llevado a cabo y todavía sigue vigente”, escribió en su cuenta de Twitter.
Sin embargo, el Presidente no escribió nada más en su cuenta de redes sociales.
López Obrador había anunciado que estos días de la semana santa, en la religión católica, los pasaría junto a su familia en Palenque, Chiapas.
Con información de Jorge Chaparro
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