Tornados: ¿Vale la pena ver la película sobre los brutales desastres naturales?

Una vez más el drama básico del cine de catástrofes y la divertida intensidad del de aventuras se combinan emulando aquella efectiva producción llamada simplemente “Tornado” y protagonizada por Helent Hunt en 1996, para que con fenómenos atmosféricos manifestándose a ritmo de country llegue uno de los blockbusters más funcionales de la temporada. Ahora llega en "Tornados".

Son los acordes simples, rápidos, con espíritu campirano y reminiscencias al blues y al gospel los que marcan el paso para que aquí conozcamos la historia de una joven cazadora de tormentas en Oklahoma, quien pese a lo bien intencionado detrás de su temeraria labor, termina marcada por la tragedia, lo que le lleva a autoexiliarse en la gran urbe de Nueva York. Por supuesto no tardará demasiado en que sea sacada del retiro y se una a un nuevo equipo en la búsqueda de entender y encontrar formas de controlar los tornados, teniendo que de paso plantarle cara a un algo arrogante rockstar de la internet que, junto con sus irreverentes colaboradores, también se dedica a lo mismo.

Así pues la fórmula está más que ensayada y se aplica sin mayores dificultades elaborando secuencias estridentes y vertiginosas donde salen y entran de los desastres naturales con vehículos modificados y aparatos de alta tecnología, integrando a la perfección el manejo de la cámara en mano y las perspectivas en primera persona cuando se refiere al uso de las redes sociales, sin distraerse más de lo necesario en establecer las motivaciones de los personajes y desarrollar de las relaciones entre ellos.

Empezando por la pareja protagonista que, aunque es un tanto forzada la rivalidad que establecen en medio de pequeñas charlas, lucen la química suficiente para sostener sus roles en el usual encuentro entre el patán carismático de buen corazón y la chica autosuficiente que se da su lugar, la cual por cierto se consolida como un modelo femenino acorde a nuestro tiempo, capaz de tomar la iniciativa y empujar la acción.

La verosimilitud la estiran al máximo en los planteamientos científicos y los obvios aspectos prácticos, como por ejemplo en el hecho de que algunos vehículos resistan los devastadores embates de los tornados y otros sean destrozados en segundos o el que de la nada las reparaciones y las cargas de equipo estén listas, amén de que la trama en general es predecible y hasta se permite su respectivo “momento Han Solo”.

Sin embargo el mecanismo del espectáculo está tan bien aceitado que no da tiempo de pedir explicaciones, y el concepto adquiere frescura gracias al efectivo cambio de roles entre quienes hacen lo correcto y quienes no, además de que se agradece que el ingrediente romántico evite los lugares comunes y la cursilería.

Así pues, podemos decir que esta “Tornados” del director Lee Isaac Chung –“The Mandalorian” (Temporada 3)– , hace valer su presupuesto cercano a los 200 millones, y cumple con su labor de atraer vientos a favor para este periodo fílmico del año en donde se intensifica la apuesta por el entretenimiento.

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