Todo el silencio explora el amor en la discapacidad
Dejar de escuchar es un miedo latente en muchas personas alrededor del mundo, ya sea que se pierda la audición por enfermedad o por el inevitable paso del tiempo al llegar a una edad avanzada; quienes pasan por esto deben enfrentarse a un cambio significativo que llega acompañado por desesperación, enojo y frustración, tal como le sucede a Miriam, personaje principal de Todo el silencio y a quien le da vida en la pantalla Adriana Llabrés, actriz que habló en entrevista para La Razón acerca de su participación en la película mexicana, la cual forma parte de la Selección Oficial en Competencia de la Sección de Largometraje Mexicano del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
Bajo la dirección de Diego del Río, en su ópera prima, la cinta sigue a una mujer que enseña lengua de señas y es parte del montaje de una obra de teatro mientras que mantiene una relación estable con su novia, una mujer sorda. Como la mayoría de las personas que son hijas oyentes de padres sordos, la protagonista siempre ha sido un puente entre el mundo de los sordos y el de los oyentes, su identidad es ser quien escucha y está bien con esto, pero su mundo empieza a colapsar cuando la otosclerosis que padece desde niña comienza a dejarla sorda.
“Miriam es una mujer sensible y trabajadora, que algo le mueve en el mundo y está buscando la mejor manera de comunicarse con su pareja, pero está haciendo una transición a un cambio de identidad que puede ser doloroso y fuerte, me preparé tomando clases de señas por casi dos años y aproveché también el tiempo para tomar clases con la compañía de teatro Seña y Verbo para poder limar mi conocimiento en señas; también resulta que de chiquita me operaron dos veces del oído, entonces sé qué es no escuchar bien y pude dimensionar eso a tal grado que logré llevarlo a Miriam, ir perdiendo el oído poco a poco puede ser significativo y metafórico”, contó Adriana Llabrés.
Además de protagonizar el filme, Llabrés participó también como de productora: “Conozco a Luis Salinas, productor de la película, yo tenía mucho interés en aprender a producir y dijimos que deberíamos producir algo juntos. Fueron muchísimos años de la creación del guion y la organización del equipo, Luis y yo quisimos cuidar que fuéramos un equipo”, narró.
“Con esta película me emociono demasiado porque tiene un valor muy especial para mí, por su creación y por lo que dice en ella. Desde hace tiempo decidí que quería hacer algo diferente y atreverme a decir más cosas, trabajar de una manera mucho más inmersa y poderlo hacer en un festival que disfruto y admiro me hace sentir que voy bien”, concluyó Adriana Llabrés.
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