Secretos de un escándalo: ¿Vale la pena ver la nueva película de Natalie Portman?
Ojalá y el director Todd Hynes no hubiera iniciado forzando el drama utilizando la obviedad de los recursos musicales musicales y los movimientos de cámara para buscar una inquietud sin sustento, que aunque por momentos parece obedecer a la ironía, lo cual es cierto que podría haberle funcionado mejor, nunca termina de hacerla efectiva.
Tal vez así el también responsable de “Dark Waters” (2019) hubiera terminado por sumergirse en un vehículo fílmico un tanto convencional que, mas que del tratamiento, se sostiene de lo escabroso implícito en los hechos reales que retoma, acerca de una esposa y madre de familia, quien tras a los 34 años relacionarse sexual y sentimentalmente con un adolescente de 13, enfrentar el posterior escándalo y pasar un tiempo en la cárcel, formó con éste una familia en los suburbios norteamericanos.
Por supuesto, algo que además de la cuidadosa estilización, pone a “Secretos de un Escándalo” por encima de los usuales productos de fórmula destinados al mercado casero, entre los que por cierto ya existe un acercamiento previo al mismo caso –“All American Girl: The Mary Kay Letourneau Story“ (2000)-; es el desempeño de las dos encargadas de encabezar el reparto.
Y es que Natalie Portman –“Jackie” (2016), “Thor: Amor y Trueno” (2022)-en el papel de una actriz que se muda para convivir con los implicados, con la intención de prepararse para protagonizar una futura adaptación de su historia a la pantalla grande, se muestra siempre enfocada y consigue aprovechar cualquier resquicio que le da la trama para hacer interesante su personaje, profundizando en sus procesos interpretativos y las convenciones de su ficción, como cuando hace una prueba de cámara hacia el último tercio de la película.
Por el otro lado está Julian Moore –“Los Juegos del hambre: Sinsajo Parte 1 y 2”, “Gloria Bel”l (2018)- quien se extiende consistente con sutiles transiciones en las que muestra lasi mplicaciones de sobrevivir al enjuiciamiento público y a las consecuencias del avasallamiento mediático, refugiándose en una endeble normalidad.
Sin duda había suficiente material para hacer de “Secretos de un Escándalo” un poderoso estudio sobre la estigmatización, el autoengaño, la manipulación y las disyuntivas morales sofocadas por el doble discurso, pero el director se estaciona en el bosquejo de la provocación y el empuje de la incomodidad.
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