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Rabia: ¿Vale la pena ver la película mexicana de hombres lobo?

“Rabia” se estrena en cines de México; te decimos si vale la pena que veas la película mexicana de hombres lobo
  • Por Redacción
Rabia: ¿Vale la pena ver la película mexicana de hombres lobo?

La contextualización en las faldas de la urbe mexicana del mito del hombre lobo, aquí en “Rabia” le sirve como herramienta a Jorge Michel Grau para concretar un sólido ejercicio de suspenso con tintes de terror, que refiere y arroja nuevos aires a uno de los males crónicos propios de nuestra actual sociedad, la furia.

Siguiendo los pasos de un hombre atormentado y su hijo, quienes sumergidos en el luto y en aparente huida llegan a instalarse en un fraccionamiento de clase baja, el ya experto en reinterpretar conceptos con los que se ha alimentado a lo largo de los años el cine de género —como lo hiciera con el canibalismo en “Somos lo qué hay” (2010)—, presenta un microcosmos suburbano donde los planos abiertos desde las azoteas materializan la zozobra de la soledad ante vecinos que esconden sus miedos tras una actitud hostil, mientras en contraste una cámara furtiva revela el enojo que se va gestando en el adolescente como resultado del simple proceso de crecer, pero afectado por el inexplicable confinamiento y las incontrolables explosiones del carácter irascible de la figura paternal que a la primera provocación colisionan en la comunidad.

Las calles casi desoladas con casas de fachada uniforme y descuidada ofrecen un inusual escenario para una pesadilla pálida que en su mayoría se desarrolla a plena luz del día, sorteando así las trampas y los efectismos a la hora de generar la tensión que reventará con la intolerancia liberando por completo a la bestia y los secretos que le ligan con una misteriosa muerte.

El chirriante sonido de los acordes salvajes que inundan la banda sonora y encuentran sentido con los elementos del mundo musical análogo conservado en el departamento al que llegan los protagonistas, interpretados por un siempre enfocado Juan Manuel Bernal y el joven Maximiliano Nájar Márquez que sorprende con la naturalidad de sus procesos emocionales, se conjugan a la perfección con sus inquietantes reacciones.

Lástima que “Rabia” no está exenta de diálogos que lucen cierta incongruencia con algunas situaciones, y de perder por momentos la verosimilitud en los juegos espaciales durante la confrontación final.

Sin embargo, es un interesante y efectivo acercamiento contemporáneo a la licantropía, que conecta con nuestra realidad y cuya intensidad engancha de principio a fin.

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