Manolo Caro: Me daba miedo que me encasillaran en la comedia
Después del rotundo éxito que el director mexicano Manolo Caro tuvo con La casa de las flores tenía dos temores: que lo encasillaran en la comedia y que no llegara un proyecto que le permitiera navegar otros géneros, confesó a La Razón. Sin embargo, realizó Sagrada familia y pudo romper esa barrera para evolucionar con una historia, entre el drama y el thriller, que sigue a una madre capaz de hacer cualquier cosa con tal de proteger a su familia.
La serie, que fue bien recibida por la audiencia, está de vuelta mañana con una segunda temporada, en la que el Caro promete brindar “un gran final”.
Das fin a Sagrada familia. ¿Cómo vuelves a la serie y con qué te quedas? Regreso con unos personajes más maduros. Fue maravilloso tener la fortuna de poderla realizar, acompañar a los personajes en esta historia, hablar de la maternidad de esta manera, espejear a madres muy diferentes a las que estamos acostumbrados a ver, a parte el motor sigue siendo el mismo, esta madre que te dice te amo, pero porque te amo hago esto, te tengo encerrado, cosas superperversas, pero es el mismo motor de la madre cotidiana que tenemos, que en el nombre del amor hace muchas cosas. Es un gran final, todo pasa más rápido.
Sobre la maternidad muestras aspectos muy extremos, pero que pueden resultar una metáfora de la vida real acerca de cómo se protege a los hijos. La realidad siempre supera la ficción, de repente perdemos la cabeza por defender a los nuestros, a la familia, a los hijos. En el caso de Gloria Román, el personaje, eso es lo que sucede, se le va completamente de las manos, pero no es que sea una mujer que haya nacido para matar, parte de lo bonito de ver esta historia es entender por qué llegó a cometer esos errores, cómo los hijos por el amor que le tienen quieren correr, salir y salvarse. Habla mucho de la redención, de la salvación, de saber renunciar, de la sangre.
¿Veremos una transformación total de Gloria Román? La vemos perder la cabeza como no lo imaginamos, es una mujer muy inteligente, muy capaz, pero se le terminan las posibilidades de salir bien librada. A la par, se cuestiona mucho qué es ser un buen hijo, si es acompañar a tu madre a pesar de las circunstancias perversas que te pone la vida enfrente o no, me interesaba abordarlo.
Es curioso, hemos visto a Najwa Nimri en otras ocasiones ir a los extremos con sus personajes como en La casa de papel o Vis a Vis, ahora también ocurre con Sagrada familia. Está en su mejor momento como actriz, hace rato leía una crítica que decía que probablemente estaba ante su mejor personaje de televisión, a ella también le gusta decir eso, me siento honrado de que lo diga siquiera. Está brillante, dando una elocuencia a un personaje que podría caer en una caricatura absurda, lo actúa de una manera tan fina, pero con una locura y un barroco mismo que yo le pedía. Me gusta que mis personajes se atrevan a mucho, ella lo supo entender. Veíamos al mismo personaje siempre, eso pasa muy pocas veces.
Parte de lo que caracterizó a la primera temporada fue la estética y esos emblemáticos edificios de Madrid, ¿esto continúa? Se conserva la estética porque es una cosa importantísima y me encanta. Como buen arquitecto que soy, la visión de los espacios, de los colores, de las atmósferas, las integro a las historias. Casi nunca trabajo con el rojo y esta serie es muy roja, con verde botella, hay una estética de esta serie que me enamoraba, que siempre me hacía cuidarla demasiado, creo que es la serie más bonita que he hecho.
¿Sagrada familia te permitió evolucionar como director? Después de venir de un éxito como La casa de las flores, pareciera que no había un futuro cercano, hice Alguien tiene que morir, que fue bien, pero normal; luego Érase una vez, que no le fue bien, después la gente en la calle y la prensa pedía más de Paulina de la Mora, de Las casa de las flores, yo decía “¿nunca voy a hacer otro proyecto o qué?”. Ahora Sagrada familia me ha permitido respirar y decir “mira, hay otros géneros que navegar, otros actores con los que trabajar, otros países’. El público fiel sigue estando ahí, es lo que más cuido, que la gente que ha seguido mi carrera sienta que todos los pasos que doy son honestos, que nunca me ha interesado tomarle el pelo al público con tal de no perderlo. Habla mucho de mí este proyecto, de los pasos y cambios, los géneros que quería navegar. Me daba mucho miedo de que me encasillaran en la comedia.
Has hecho ya un camino en España, ¿qué ha significado llegar a ese territorio? Me siento muy querido, respaldado por la industria y los actores españoles con quienes he tenido la oportunidad de trabajar. Es importante decirle al público que no es que haya abandonado México, este año regresé a hacer Fiesta en la madriguera, pero también Sagrada familia tiene mucho de México, de mi melodrama, de mi país, de su música. Al crecer como director, internacionalizarte, tocar las puertas de otro país y que se te abran, no dejas de ser quien eres. Nunca hubiera podido hacer Fiesta en la madriguera si no llevara estos años viviendo afuera, porque regresé con unas ganas de hablar de mi México, su música, sus tradiciones.
1 2 3 4 5
Comentarios