Fabulosos Cadillacs hace rugir al león en la CDMX
Después de haber roto un récord de asistencia en el Zócalo de la Ciudad de México, los Fabulosos Cadillacs regresaron con energías recargadas la noche de ayer en el Palacio de los Deportes, con un concierto en el que demostró por qué sigue siendo una de las agrupaciones más queridas de los mexicanos.
Las luces se apagaron a las 20:47 horas y tres minutos después la banda comenzó su show de manera poderosa poniendo a saltar a las 18 mil personas que se dieron cita con “Bares y fondas” y “Mi novia se cayó en un pozo ciego”. Tras este energético inicio, la fiesta de El León Ritmo Tour continuó con “Carmela”.
El baile “suavecito” de ska llegó con “Estoy harto de verte con otros”, el saxo de Sergio Rotman y la trompeta de Daniel Lozano sonaron con potencia.
Posteriormente, la euforia se hizo sentir apenas se escucharon las primeras tonadas de “Manuel Santillán, el León”. Los gritos de emoción y los saltos de los seguidores dieron la bienvenida a uno de los grandes éxitos de Los Fabulosos Cadillacs.
Después todos los fans cantaron a todo pulmón “Demasiada presión”, principalmente en el coro.
El primer slam llegó inmediatamente con el tema de denuncia “V centenario”, canción en la que los timbales fueron el preámbulo para que todos en la pista del Palacio de los Deportes saltaran y bailaran con exceso de energía. Fue también la ocasión para que Vicentico se quitara la camisa; a lo lejos se escuchó el grito “¡Viejo sabroso!”.
Otro momento de gran disfrute fue con “Calaveras y diablitos”, en la que las influencias del reggae hacían bailar suavemente, mientras se cantaba a todo pulmón.
La conexión de la banda con su público a veces no necesita de palabras y por eso cuando Vicentico hizo gestos con su rostro y unos cuernos con la mano, los fans inmediatamente comenzaron a cantar “calaveras y diablitos invaden mi corazón”.
A este tema le siguió “Los condenaditos”, en el que la voz de Vicentico lució. La manera en que la banda tocó los instrumentos provocó la calma y que varios decidieran sólo contemplar.
El setlist también incluyó “Muy muy temprano”, un reggae para disfrutar. En contraste con “Número 2 en tu lista”, una mezcla de rock que invitaba a cantar más fuerte. Y ni se diga con “Revolution Rock”, que puso a “bailar hasta morir”.
Después de esos temas vino la calma y nostalgia con uno de los himnos de la agrupación, “Siguiendo la luna”. Las trompetas fueron el anuncio para que salieran las lágrimas.
Tras este momento, los ritmos de “Gitana” devolvieron la energía para “bailar toda la noche” y con “Mal bicho” el show explotó con una energía que inundó el recinto. Si eso no bastara “Matador” puso a los fans a tope cantando a todo pulmón y saltando con todas sus fuerzas. Este ambiente se vivía al cierre de esta edición, en el que aún se esperaban éxitos como “Vasos vacíos”.
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