Elementos: ¿Vale la pena ver la nueva película romántica de Pixar?
Es una lástima que, con la recién estrenada “Elementos”, de Peter Sohn —“Un gran dinosaurio” (2015)—, queda claro que el ingenio, la frescura y la solidez de la ficción ya no es lo que distingue a Pixar, estudio que en su momento fue un parteaguas dentro del campo de la animación y marcó la pauta durante muchos años no solo en lo que se refiera a la oferta para el público infantil, sino en el cine en general.
Y es que desde la obviedad con que para representar a los opuestos dentro de una comedia romántica juvenil apuestan por tener como protagonista a una chica de fuego y su amor improbable con un joven de agua, hasta la reglas del mundo en el que se desenvuelven y que en muchas ocasiones no tienen sentido, recurriendo incluso a un par de chistes para evidenciar el hecho en un fallido intento de validarse; hay múltiples muestras de una falta de rigor dentro del concepto, algo que para nada se permitieron en estupendas producciones como “Toy Story” (1995), “Bichos” (1998), “Monster Inc”. (2001) o “Buscando a Nemo” (2003), y de ahí el éxito y trascendencia de las mismas.
Por supuesto, la capacidad técnica sigue intacta y aún elaboran visiones deslumbrantes de una ciudad donde conviven seres de agua, fuego, tierra y aire, luciendo un encantador diseño de personajes con los que es muy fácil empatizar e identificarse, dígase un papá cariñoso dedicado a sacar adelante a su familia e ilusionado con mantener un legado de trabajo, una jefa administrativa fanática del deporte, un pequeño ilusionado con conquistar el corazón de una joven mayor, los vecinos que pasan el día en la tienda familiar del barrio, en fin.
Lo mismo están las buenas intenciones tanto para hacer los necesarios cambios en los roles de género y modelos de masculinidad con un joven que no oculta sus emociones y llora a la menor provocación, como dentro de la trama a la hora de dar mensajes importantes sobre la multiculturalidad, la fidelidad consigo mismo y el reivindicar sueños propios.
Esto pese a que, debido a la literalidad de la propuesta general, alguno de ellos puede llegar a tergiversarse, como el que se refiere a la segregación que más bien parecieran justificarla.
Así entonces, “Elementos”, que fue proyectada para clausurar el pasado Festival de Cannes, no es ni por mucho de lo mejor de Pixar y apenas y se coloca dentro de promedio de la oferta general en cine de entretenimiento, pero aún así es muy llamativa, entrega momentos entrañables, conmovedores y bastante simpáticos.
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