Diego El Cigala dialoga con lo mejor del bolero latino
Fue en el año 2003 cuando Diego El Cigala conoció al pianista cubano Bebo Valdés (1918 – 2013) y en complicidad decidieron lagrimear de negro el flamenco: una niebla de riachuelo se extendió sobre el tiempo para rociar con agridulce entonación los bemoles gitanos; entonces, el cante jondo tomó un enternecedor sentido y se afiliaron en sus grietas las cadencias del changüí guantanamero, del tango rioplatense, del bolero latinoamericano y del son de Santiago de Cuba.
Aparece el fonograma Obras maestras (Sony Music, 2023): El Cigala regresa con la vocalización de un compendio de boleros emblemáticos: “Ay, Cariño” (Federico Baena), “Sin un amor” (Chucho Navarro), “Adoro” (Armando Manzanero), “Abrázame” (Rafael Ferro), “Desahogo” (Erasmo Carlos), “Toda una vida” (Osvaldo Farrés), “Espérame en el cielo” (Francisco López), “Piensa en mí” (María Teresa Lara), “Voy” (Luis Demetrio), “Todos vuelven” (Cesar Miró).
Seductora sonoridad flamenca de los fraseos del intérprete de “Lágrimas negras” en que los índices del amor y el desamor desafían el tiempo y dialogan con nuestras emociones más hondas. Se reafirma al bolero como la crónica más precisa de las encrucijadas sentimentales del corazón, piélago melódico de los deseos. “La lengua natural del amor”, al decir de Rafael Castillo Zapata.
Acompañado por formato orquestal de piano, bajo, batería, timbales, tumbadoras, percusiones menores y metales —dirección musical del pianista gitano Jaime Calabuch Jumitus—, el cantaor madrileño entrega un sumario de nostálgicas codificaciones desde sensibles y animosas coordenadas en un franco diálogo con lo mejor del repertorio bolerístico iberoamericano.
“Obras maestras está enlazado con Lágrimas negras, el álbum que grabé en 2003 con el inolvidable pianista cubano Bebo Valdés. Han pasado 20 años y ya, creo que he asimilado la esencia de la música afrocubana y, más que todo, de los secretos del bolero latinoamericano. Este trabajo está inspirado en Moncho, el primero en llevar los toques melódicos del bolero a los espacios del flamenco, por eso le llamaban ‘El gitano del bolero’. Estoy satisfecho con el repertorio y con la sonoridad instrumental lograda. Estoy seguro que va a dar mucha felicidad a la gente por todo el mundo”, ha dicho Diego Ramón Salazar, mejor conocido como Diego El Cigala.
La ronda inicia con “Ay, Cariño”, tema que el cubano Vicentico Valdés popularizó en los años 50. Cigala lo arropa de sollozos reclamantes: “Ay, cariño, / qué caro estoy pagando por quererte, / ay, cariño”. Piano, bajo y percusiones crean una atmósfera de profunda melancolía suplicante. “Sin un amor”: sutiles apuntes de habanera; “Adoro”: piano y percusiones configuran una cadenciosa acentuación que invita al baile íntimo. “Abrázame”, mudanza a los espacios afrocubanos de la balada insignia de Julio Iglesias. “Desahogo”, la exitosa canción de Roberto Carlos trasladada a la dársena bolerística con un sublime solo de trompeta que acicala el motivo melódico.
Remate con “Toda una vida”, “Espérame en el cielo”, “Piensa en mí” (momento clave del fonograma) y “Voy” (foco inspirador de la placa: éxito en los 70 en la voz de Moncho) hasta llegar a los frisos de “Todos vuelven” —pieza que forma parte del trascendental disco Buscando América de Rubén Blades & Seis del Solar—: remate en sugestivo tiempo de salsa que nos remite a la placa con ritmos afrocaribeños, Indestructible, que El Cigala grabó en el año 2016.
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