Crítica de Echo: ¿Por qué ver la nueva serie de Marvel?

No solo se trata de traer de regreso a Wilson Fisk y otros personajes que arrancados del mundo de las viñetas, lucieron todo su poderío y una enorme cantidad de claroscuros para hacer de aquel añorado, violento y dramático mundo urbano de Netflix -integrado por series como Daredevil-, la mejor adaptación de los mismos, sino de crear un concepto con identidad propia que sirva de puente con ese otro universo de Marvel que aún ha sido muy poco explorado por Disney, el del héroe de a pie, cuyas batallas se desarrollan al margen del de las amenazas dimensionales y catástrofes cósmicas, que ya desde hace un rato carece de frescura y por lo mismo ha comenzado a ser cansino en la gran pantalla.

Tal objetivo se consigue en Echo, cuya extensión de apenas cinco episodios le es más que suficiente para cumplir como entretenimiento y presentar una protagonista de fuerte presencia con quien es fácil empatizar y que sin pronunciar una sola palabra dado que es sorda, condición que junto con la falta de una pierna también comparte en la realidad la actriz que la interpreta, Alaqua Cox, logra proyectar la complejidad de su conflicto de emociones.

Empezando por la carga tribal que le otorgan al establecer con claridad y una atención especial a los pequeños detalles, dígase los juegos de sombras y las diferencias familiares entre la tragedia infantil; el origen como nativa americana de la atormentada Maya López, dejando incógnitas con respecto a los elementos místicos que habrán de definir su futuro e irán revelándose de a poco mientras se deja llevar por el resentimiento de su pasado bajo las manipulaciones de Kingpin. Esto último aunado a su poco honorable afán por hacerse de un lugar en la estructura criminal de Nueva York, sin importarle desatar una guerra que puede alcanzar a sus seres queridos en la comunidad de Oklahoma, con quienes sus vínculos están fracturados a causa de las actividades de su padre.

Todo por supuesto entregando las respectivas secuencias de acción, entre las cuales por momentos se muestra una violencia poco vista en las producciones destinadas a DisneyPlus -aunque esta serie también se puede ver en StarPlus-, con algunos brutales planos secuencia donde la estilización apuesta por lo orgánico de las coreografías, y que nos traen de regreso el ímpetu de la ya mencionada serie de Daredevil con sus celebrados homenajes a películas como la legendaria Oldboy (2003).

También hay un conveniente y rápido recuento que sirve para enlazar con la infravalorada serie Hawkeye, ese intenso y a veces cruento relato navideño de vigilantes que es momento de descubrir o revisitar según sea el caso, por que sin duda estamos en los albores de lo que podría ser el siguiente gran evento de superhéroes. Claro, esta vez enfocado en aquellos que deambulan por las azoteas y los callejones enfrentando el crimen, sumergidos en el dramatismo y la fatalidad que los consume y borra los límites entre el bien y el mal poniéndolos a la par de los supervillanos que una vez más reclaman el protagonismo.

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