Beetlejuice, vuelve terror lleno de humor e irreverencia
Pocas cintas se quedan grabadas en la memoria colectiva ganándose un estatus de culto y haciéndose de una buena base de fans, tienen amplias ganancias en taquilla y se vuelven un referente de la cultura pop; Beetlejuice, estrenada originalmente en 1988, lo consiguió, por lo cual es fácil entender la emoción que hay con el estreno de su segunda entrega, cuya premier mundial inauguró este año el prestigioso Festival Internacional de Cine de Venecia.
Con el director y los protagonistas de su predecesora, la historia mantiene su humor negro y usa los mismos procesos para crear tanto personajes como escenarios, la secuela llega con una atmósfera vintage que le hace un buen homenaje a la historia que dio a conocer a nivel global a un Tim Burton que había perdido el camino con sus producciones más recientes, pero aparentemente ha recuperado al menos un poco de ese “algo especial” de sus mejores épocas creativas.
Tras el exitoso estreno de Beetlejuice hubo intentos por hacer una segunda parte a inicios de los años 90, pero se descartó y, en 2011, surgió nuevamente la idea que ahora es una realidad. Su director ha dicho que hacer Merlina lo motivó a regresar a una de sus historias más queridas y le ayudó a recuperar algo de su estilo, la influencia de la serie de Netflix fue tal que sus guionistas escribieron la película y su protagonista repite también.
En una época de reciclar largometrajes, hay actualmente secuelas que se hacen apelando a la nostalgia para obtener ganancias, pero ése no es el caso de la película Beetlejuice Beetlejuice, que llega hoy a la cartelera de México, pues aunque sí existe una evidente intención de tener un beneficio económico, se nota cierta libertad de su equipo creativo para crear una historia que se siente adecuada para continuar con esa locura ochentera de comedia descarada y tintes de terror clásico al igual que de cine serie b que fue la primera entrega.
Michael Keaton regresa como un Beetlejuice irreverente que tras intentar casarse con una joven viva sigue obsesionado con ella, mientras se presenta una amenaza en forma de una temible mujer de su pasado, de la cual no sabíamos nada y ahora conocemos un poco más. Winona Ryder vuelve como Lydia, la adolescente gótica que sentía una atracción por el mundo de los muertos, ahora tiene un programa acerca de lo sobrenatural y una relación cercana con los no vivos; también es una madre con una mala relación con su hija, similar a cómo era ella con su madrastra. Catherine O’Hara repite como Delia, quien sigue siendo artista y ahora más excéntrica, además de más graciosa.
Siguiendo con el elenco principal, también destacan las actrices Jenna Ortega y Monica Bellucci; la primera llegada desde Merlina, posicionándose cada vez más como la scream queen de su generación y figurando como una especie de nueva musa para Tim Burton, tal como en su momento lo fue Winona Ryder. Mientras que la intérprete italiana le da vida a la antagonista, algo curioso tomando en cuenta que la primera entrega en realidad no tenía antagonistas o villanos como tal, en dado caso ese rol lo cumplía más Beetlejuice en cierta manera.
La secuela nos coloca en medio de una tragedia familiar por la que Lydia, su hija y su madrastra regresan a Winter River, donde un hecho inesperado provoca que se necesite del famoso Beetlejuice, al mismo tiempo que él está en riesgo; todo mientras conocemos más de aquel más allá, ya que en la primera cinta no fue tan explorado y en esta ocasión tiene una mayor presencia en pantalla.
Beetlejuice Beetlejuice cumple con las expectativas que había generado y logrará atraer a una nueva generación. Es una película entretenida con una historia ingeniosa que mantiene el espíritu de la entrega anterior a base de comedia con actitud, efectos especiales prácticos que hacen que todo luzca tanto realista como alucinante y referencias que los fans agradecerán.
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