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Y entonces alzaron su voz: “¡Llegamos todas!”

Con emotivo discurso, Sheinbaum reconoce a las heroínas sin nombre, madres, abuelas…; entre selfies y arengas de apoyo, recibe la banda presidencial de Ifigenia Martínez
  • Por Redacción

Es tiempo de transformación, pero también de las mujeres, porque Claudia Sheinbaum no llega sola, sino que “llegamos todas”, aquellas que no han tenido voz y que no han contado.

Así, con una buena parte de su discurso dedicado a reivindicar la vital importancia de las mujeres en la vida pública y privada, la madataria federal resaltó el rol que han tenido en la historia de México, la mayoría de las veces invisibilizadas.

Un mensaje de palabras y de simbolismos fundidos en un ceremonial que rescató la llegada de todas a la conducción de los destinos del México tradicional, aquel que las negó durante siglos.

Destacan el hecho de que, a partir de este 1 de octubre, y por primera vez en la historia, los tres Poderes de la Unión son encabezados por mujeres: Claudia Sheinbaum se convirtió en la primera Presidenta, con “A” al final, hecho que abona a revertir el paradigma de que el curso de la humanidad únicamente es conducido por los hombres, mencionó en su discurso ante el Congreso al rendir protesta como la primera mandataria del país.

También es para exaltar que, por primera vez, una mujer —Ifigenia Martínez, presidenta del Congreso— le entregara la banda presidencial a la Presidenta, y que una cadeta le ayudara a colocársela.

La carga emocional del primer mensaje de la Presidenta de México hizo presentes a quienes nunca lo estuvieron, a quienes nunca tuvieron voz ni un camino fácil.

“Durante mucho tiempo, las mujeres fuimos anuladas, a muchas de nosotras nos contaron desde niñas una versión de la historia que nos quería hacer creer que el curso de la humanidad era protagonizado únicamente por hombres. Poco a poco esa visión se ha ido revirtiendo; hoy, sabemos que las mujeres participaron en las grandes hazañas de la historia de México desde diferentes trincheras y también sabemos que las mujeres podemos ser presidentas”, enfatizó.

“Soy madre, abuela, científica y mujer de fe. Y a partir de hoy, por voluntad del pueblo de México, la Presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

“Hago una respetuosa invitación a que nombremos Presidenta con ‘A’ al final, al igual que abogada, científica, soldada, bombera, doctora, maestra, ingeniera con ‘A’, porque, como nos han enseñado, sólo lo que se nombra existe”, subrayó.

Ante dos mujeres presidentas del Congreso, Ifigenia Martínez, y de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, Claudia Sheinbaum hizo un reconocimiento a las heroínas sin nombre.

“Hoy quiero reconocer no sólo a las heroínas de la patria, a las que seguiremos exaltando, sino también a todas las heroínas anónimas, a las invisibles (...) llegan las que pudieron alzar la voz y las que no lo hicieron (...) las trabajadoras del hogar que salen de sus pueblos para apoyarnos a todas las demás, a las bisabuelas (...)

Llegan nuestras madres que nos dieron la vida y después volvieron a dárnoslo todo, nuestras hermanas que desde su historia lograron salir adelante y emanciparse, llegan nuestras amigas y compañeras, llegan nuestras hijas hermosas y valientes, y llegan nuestras nietas; llegan ellas, las que soñaron con la posibilidad de que algún día no importaría si naciéramos siendo mujeres u hombres, podemos realizar sueños y deseos sin que nuestro sexo determine nuestro destino”, expresó la mandataria.

Sus palabras reflejaban la emotividad de toda la jornada. Cobijada por simpatizantes y vecinos de Tlalpan, temprano salió de su domicilio, al sur de la Ciudad de México, rumbo a la Cámara de Diputados, para recibir la banda presidencial de manos de Ifigenia Martínez. En el trayecto en su vehículo hacia el Palacio Legislativo se hizo acompañar de su esposo, Jesús María Tarriba, a quien sólo en los momentos necesarios soltó la mano.

“Llegamos todas las mujeres y apoyamos todas juntas. ¡Sheinbaum, Presidenta!”, fue la consigna que se escuchó a la salida de su domicilio, en voz de decenas de simpatizantes y curiosos, niñas, niños, jóvenes y otros sectores que se abalanzaban sobre el vehículo para intentar saludarla.

Una escena similar vivió el expresidente Andrés Manuel López Obrador, cuyo vehículo fue seguido por simpatizantes que intentaron seguirle el paso a pie.

A las 11:05 horas, el ahora exmandatario ingresó por el vestíbulo principal de San Lázaro acompañado de una comisión de cortesía integrada por diputados y senadores de la 4T.

La comisión pronto se perdió entre el tumulto de legisladores que se abalanzaron sobre él para besarlo, abrazarlo, estrechar su mano y tomarse una fotografía, mientras en el resto del salón de sesiones resonaba por última vez la palabra “¡Presidente, Presidente!”.

Tardó alrededor de 10 minutos en atravesar el recinto hasta llegar a la Mesa Directiva, donde ya lo esperaba la presidenta Ifigenia Martínez, de 94 años de edad, y quien se incorporó hacia el final de la sesión en silla de ruedas, conectada a un tanque de oxígeno, movilizada por elementos de Protección Civil, médicos y algunos legisladores.

Aunque dos mujeres cadetas que permanecían en guardia intentaron levantarla cuando el expresidente llegó, él se acercó, le besó la frente y la mano derecha, para luego tomar asiento, del cual pronto tuvo que levantarse porque los morenistas salieron de sus lugares para formar una fila e ir a saludarlo.

En el extremo derecho de la Mesa se encontraba la ministra presidenta de la Corte, Norma Piña, también primera mujer en el cargo y quien no fue saludada por el exmandatario federal.

Veinte minutos después, la Presidenta llegó a la Cámara de Diputados y subió las escalinatas, donde fue recibida por la respectiva comisión, conformada únicamente por mujeres legisladoras.

Caminó al interior del recinto, donde fue recibida con la nueva consigna: “¡Es un honor estar con Claudia hoy!”. Seis minutos tardó en atravesar el mismo camino de selfies, abrazos y porras hasta la Mesa Directiva, donde saludó incluso a Norma Piña, con un beso en la mejilla. Andrés Manuel López Obrador se retiró la banda presidencial e intentó dársela a Ifigenia Martínez para que la entregara a la Presidenta. “Apenas y me sostengo”, exclamó la legisladora.

La banda pasó por su frente y fue recibida por la nueva Jefa del Ejecutivo Federal, a quien una cadeta le ayudó a colocar la banda cruzada por su torso sobre el vestido color marfil bordado con ganchillo por una artesana oaxaqueña que portó.

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