“Nos escondimos en closets, en el baño o donde fuera; sentí pánico”
- Por Redacción
Alejandra Medina es comunicadora visual y actualmente trabaja para una agencia de Relaciones Públicas, que tendría este fin de semana un evento en Acapulco. Ella viajó desde la ciudad de Puebla al puerto, sin saber lo que le esperaba, luego de instalarse el lunes pasado en el hotel Princess Mundo Imperial.
En breve plática con La Razón, explicó que durante el paso del huracán Otis “todos nos escondimos donde podíamos: en closets, en el baño, donde fuera era bueno; se siente pánico y, peor aún, sin poder comunicarte”.
La joven de 27 años refirió que “a duras penas pude comunicarme con mi mamá; yo puedo salir, pero la gente que no, debe ser terrible; hay muchos niños que venden sus productos, gente que vive del comercio. Espero que se haga algo por ellos y que actúen pronto; yo pude trasladarme a Chilpancingo de aventones; preferí caminar y buscar salidas”, explicó.
Los testimonios de los afectados por la devastación no eran muchos, por la interrupción de las comunicaciones.
“Toda la gente está intentando saber algo... Por todos lados, pero nadie sabe nada”, dice Alicia Galindo, cuyos familiares estaban en el puerto y le explicaron que lo peor pasó entre la 01:00 y las 03:00 horas.
Uno de los pocos que se hizo público a través de redes sociales es el caso de una familia que quedó atrapada en el octavo piso del hotel Krystal Acapulco. El usuario Erik Fellini, a través de la red social X, dijo que “esto está acabando con todo; después de lo peor, bajamos a ver si podíamos salir, todo estaba deshecho.
“Les escribo desde el hotel Hotsson, en Acapulco, llevamos una hora de terror. El huracán está acabando con todo, el agua ingresa a la habitación en el piso 8… el hotel se mueve como si fuera un temblor”, señaló.
En el material del usuario se puede ver cómo hay una intensa lluvia y fuertes rachas de viento. El joven comenzó a compartir publicaciones desde las 23:00 horas del martes; en otra grabación afirmó que la situación se había complicado, ya que el agua había llegado hasta el piso en el que estaba.
A la una de la mañana del miércoles compartió un último video, en el que mostró cómo él y su familia se refugiaron dentro del baño, en medio del pánico y de los golpes de objetos que se escuchan al golpear con en el inmueble.
Otra usuaria de redes, Luisa Peña, compartió también su experiencia; ella era huésped en el Hotel Princess, cuando después de las 03:00 horas vivió uno de los peores momentos de su vida, con vientos a “todo lo que da”.
“Me escondí en el clóset, para rezar y meditar, tratar de calmarme y, literal, me puse a rezar, a tratar de calmarme, aunque el pánico se apoderó de mí, a tal grado que lo que pedía era una oportunidad más.
“Acaba de pasar lo más cañón. Literal, estuve en el ojo del huracán. Me acaban de rescatar. A las 11 de la noche se fue la luz. Los vientos estuvieron a todo lo que da, 260 km/h o más”, dijo.
Agregó que “en mi cuarto se cayó el techo, se rompieron los vidrios, inundados los pisos, a partir del piso 4 para arriba sin luz (...) Ahorita que venía bajando las escaleras, venía viendo piso por piso, los pasillos destrozados”, añadió.
Otro usuario de la red X, Víctor Zepeda, pidió ayuda para sus familiares, quienes estaban en el Hotel Hotsson. En su video se puede ver como el inmueble está inundado, con vidrios y plafones desechos y varias cosas tiradas en el piso. Otra usuaria, Kámara Foto, dijo que cinco personas, incluyendo niños, estaban varados en ese mismo hotel.
En una de las entradas principales a Acapulco y en la Plaza Álvarez, la principal plaza pública del puerto de Acapulco —localizada en el centro de la ciudad, frente a la Costera Miguel Alemán—, se veía el peregrinar de familias enteras, relató a La Razón Humberto Díaz, habitante de la zona y quien se uniría con elementos de Protección Civil para hacer frente a la devastación.
“Era una cosa fea, mujeres cargando niños, familias con gente grande y con bebés, incluso se quitaban los zapatos para meterse en el lodazal; los equipos de emergencias ayudaban a tratar de sacarlos, pero la gente sobrepasó a los elementos que trabajan, así que quienes vivimos nos sumamos a ayudar a salir a la gente, ellos que pueden salir”, dijo.
Por su parte, Flor Campos, una trabajadora doméstica originaria de San Luis Acatlán, un pueblo al este de Acapulco, dijo a una televisora local que “estamos caminando desde las tres de la mañana porque era más peligroso quedarse allí; hay niños de dos y tres años allá atrás que no tienen agua, no tienen nada”.
Humberto Díaz refirió que la maquinaria pesada necesaria para retirar los escombros es “insuficiente”; los trabajadores de la autopista miran impotentes y advierten a la población que los trabajos tardarán días, expresó.
Gabriela Salcedo, quien busca a su familia que se encuentra en Acapulco, dijo que “no sé nada de ellos, no hay Internet, no hay luz; anoche me estaba escribiendo con ellos, pero mis sobrinos me estaban diciendo que estaba bien feo, que en 30 años de vida que tenían, nunca habían visto algo parecido”.
En entrevista con La Razón, narró que hacia la medianoche se fue la luz mientras se comunicaba con ellos, y hasta el momento desconoce la situación en que se encuentran. “Solo sé lo poco que he visto en la televisión, pero no hay por parte de ellos comunicación. No sé nada de ellos”.
La mujer espera que sus familiares se encuentren bien, ya que tampoco hay manera de comunicarse, pues no hay teléfonos fijos ni red inalámbrica para llamarles, además de que intentó hacerlo por redes sociales, pero tampoco ha podido.
“No hay paso para Acapulco, pero espero que estén bien; confío en ellos porque se encuentran en el centro, pero estoy al pendiente de lo que sucede”, dijo a este diario.
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