Iglesia Católica pide al Estado y a las familias no abandonar a los ancianos
- Por Redacción
La Arquidiócesis Primada en México exhortó a no dejar solas a las personas mayores y resaltó que las familias son quienes deben brindar las condiciones para que los ancianos no se sientan descartados ni rechazados, sino bendecidos.
En su editorial del semanario Desde la Fe, señaló que el Estado tiene la tarea de invertir recursos para que los ciudadanos puedan vivir esa edad con dignidad, ofreciendo verdaderos planes de asistencia, así como proyectos de existencia que les permitan mirar el futuro con ilusión y disfrutar el don de la vida.
No sólo responsabilizó al Gobierno, también comentó que las familias tienen compromisos en el asunto, ya que son ellas quienes deben brindar el espacio adecuado para que los ancianos no se sientan descartados, y así vean su condición no como una condena, sino como una bendición.
Celebró que este domingo se inició la Segunda Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, convocada por el Papa Francisco con dos finalidades muy concretas.
La primera se trata de festejar a aquellos a los que “el Señor” les ha dado el don de una larga vida; por otra parte, hacer conciencia, principalmente en las familias, del valor y dignidad de los longevos.
Enfatizó que los ancianos deben ser para la Iglesia, “como ha dicho el Santo Padre”, verdes olivos en la casa de Dios, bendición para las familias y quienes les rodean; artífices de ese cambio que tanta falta hace en el mundo, pero jamás simples espectadores que, desde la ventana y en soledad, vean pasar sin sentido los últimos días de su vida.
Recordó que la obligación de conformar un ambiente sano para los mayores es responsabilidad de las personas que los rodean, los amigos, agentes de pastoral e incluso en quienes los asisten en la salud.
La Iglesia alentó a la población a apoyar con lo que ha pedido el Papa Francisco para la Segunda Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores: “Visitar a los ancianos que están más solos, en sus casas o en las residencias donde viven, pues tener a alguien a quien esperar puede cambiar el sentido de los días de quien ya no aguarda nada bueno del futuro”.
MAEP
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