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Hoteles y casas particulares hacen negocio con migrantes

En Tlalnepantla, meten a 20 en vivienda y cobran $2,500 al mes por persona; dueños sacan ventaja de necesidad de los extranjeros y tardanza de trámites en EU: activistas
  • Por Redacción

La permanencia de miles de extranjeros irregulares en la Zona Metropolitana del Valle de México, uno de los centros neurálgicos de la migración en el país, ha dado lugar a un negocio millonario para dueños de hoteles y de viviendas particulares, al darles alojamiento mientras esperan para avanzar al norte del país.

En la región hay incontables inmuebles que son utilizados de manera irregular por las cada vez más personas extranjeras en movilidad mientras esperan su respuesta a los trámites de asilo por parte de Estados Unidos o de refugio en México, con el fin de poder trasladarse a otros estados.

A la crisis migratoria se suma la detención de actividades en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), la cual cerró sus puertas desde el 25 de mayo pasado y, hasta la fecha, sigue sin abrirlas.

En Tlalnepantla, Estado de México, un matrimonio renta su casa a unos 20 migrantes de Venezuela y Haití por dos mil 500 pesos al mes a cada persona, situación que le ha permitido “levantar su casa” y hacerse de un lucrativo negocio, pues a decir de vecinos, la dueña infunde miedo por deportaciones a sus alojados para que no dejen el sitio.

“Viven amontonados en literas y colchonetas y temen salir a las calles por temor a ser detenidos. La dueña les mete el temor, porque les dice que los pueden deportar; los deja salir hasta las seis de la tarde para que hagan compras, pero aparte les vende comida”, explicó Martha “N” a La Razón.

Mencionó que hablaron con algunos de los migrantes para que puedan abandonar el sitio y quedarse en otro, pero señaló que ellos no quieren, porque señalan que no desean traicionar a la dueña.

“Nosotros no hemos hecho nada; tenemos miedo de ella porque es muy conflictiva, pero creemos que se está haciendo rica porque ya compró un nuevo carro y está levantando su casa”, añadió la mujer.

Adicionalmente, en la Ciudad de México son varios los hoteles de zonas céntricas, como los alrededores del monumento a la Revolución, Hidalgo, Buenavista y en varios puntos de la alcaldía Cuauhtémoc, que hospedan migrantes con costos de entre 400 y 600 pesos por día.

Al llamar al hotel Cónsul, localizado en Reforma e Insurgentes, para saber si hay espacio, dijeron que no, ya que el lugar estaba a toda su capacidad.

Afuera del establecimiento es posible ver todo el día a migrantes de Venezuela y Haití recorriendo la calle o jugando “maquinitas” en los lugares cercanos, además de que la mayoría se concentra en el patio del hotel para cargar sus celulares.

En otros establecimientos, como los hoteles La Paz o Atlanta, ubicados en el Centro Histórico, también hay decenas de extranjeros irregulares que llenan las habitaciones mientras esperan en la capital del país, de acuerdo con testimonios recabados por La Razón.

A decir de activistas, la ocupación irregular de hoteles de bajo costo se debe principalmente a dos factores: a la necesidad de alojamiento por parte de los migrantes y al cierre de oficinas de la Comar, lo que ha dado pie a este jugoso negocio.

Beatriz Fuentes, directora del albergue Casa Fuentes, mencionó que de nueva cuenta la Ciudad de México se convierte en un cuello de botella, ya que la gente no puede avanzar porque no es posible el trámite de su refugio en México o su asilo en Estados Unidos.

“Ambos trámites se están tardando mucho y eso hace que las personas se vayan quedando, por ello la gente anda muy temerosa de salir y que los pueda agarrar Migración, al no tener permiso legal”, dijo.

Detalló que tiene dos personas de Nicaragua y tres de Ecuador en su albergue, pero tiene que aguantar su alojamiento hasta que abran las oficinas de la Comar y puedan irse, pues dice que les han llegado 17 correos de que sus citas están en espera.

“Es fecha que no les dan respuesta a su refugio y otros 85 que no pueden irse al norte, para Estados Unidos, porque tampoco tienen cita”, expuso.

Lamentó que por “tanta cantidad” de migrantes, las personas aprovechen para hacer sus negocios ilícitos, pues detalló que por donde se encuentra su albergue, en la zona de Observatorio, hay unas 25 familias que empezaron a habilitar sus casas para rentarlas a los migrantes, con costos de cinco mil pesos al mes; añadió que en el hotel Jalisco, en Tacubaya, cobran 450 pesos por cada persona y son alojadas hasta tres por cuarto.

Gabriela Hernández, directora del albergue Tochan, dijo que el problema de la gente que está en los hoteles es que se desconoce cuántos están esperando refugio en México y no pueden avanzar porque sus trámites están detenidos.

“No sabemos cuántos estén esperando su asilo, sobre todo de Haití y Ecuador, pues esos casos no se están viendo y a nivel internacional es motivo de queja; es muy grave lo que está pasando”, dijo.

Señaló que en su albergue hay cuatro personas de Honduras y El Salvador que están “trabados”, pues si bien desde noviembre ingresaron sus papeles y hay una tardanza, con el cierre ya se quedaron varados en la capital.

“Nosotros los tenemos que seguir aguantando porque no tienen a dónde ir, pero salen a buscar trabajos con sueldos muy bajos, porque no tienen su CURP y regularización para trabajar de manera adecuada”, expuso.

Dijo que, ante ese escenario, la gente de los hoteles se aprovecha para hacer su “agosto” con los migrantes.

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