Entre reclamos de justicia y hechos violentos, marcha del 2 de octubre
- Por Redacción
A 56 años de la matanza estudiantil, los integrantes del Comité 68 exigieron justicia e investigación de los casos que siguen abiertos, como la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, pues, afirmaron, “son heridas que siguen abiertas”.
Luego de la marcha en memoria de quienes perdieron la vida durante la masacre de Tlatelolco ocurrida en 1968, en la que personas encapuchadas cometieron actos violentos, el Comité 68 enjuició la disculpa que horas antes ofreció el nuevo Gobierno de Claudia Sheinbaum por los hechos ocurridos en aquel año.
En un improvisado templete, el vocero del Comité 68, Félix Hernández Gamundi, criticó que la disculpa que hicieron las autoridades por los hechos de 1968 haya sido opacada por el cierre del Zócalo de la Ciudad de México.
No obstante, reconoció que “hoy, en la primera mañanera de la Presidenta Claudia Sheinbaum, fue presentado un decreto presidencial en el cual se pide perdón por los hechos del 68. Esta es una disculpa que tenemos que interpretar para todo el pueblo y todos los movimientos organizados y que han sufrido represión y persecución”.
Señaló que todo acto de reconocimiento “es bienvenido”, ya que es una expresión de voluntad por avanzar en la justicia, pero dijo que el Estado se debe comprometer a la no repetición y que se abran los caminos de la justicia, pues es lo que han venido demandando desde hace décadas.
Indicó que, en el caso del 68, hay una línea de actores como el presidente, el secretario de Gobernación y los fiscales, además de las Fuerzas Armadas; recordó que hubo una acusación en 2016 contra Luis Echeverría por genocidio, lo que, dijo, no es poca cosa.
Pese a ello, mencionó que el proceso se detuvo cuando se generaron más de 50 carpetas de investigación contra militares, “lo que constituyó un muro para llegar a la justicia, situación que es parecida al caso de Ayotzinapa”.
Por esa razón, señaló que depende de las organizaciones y personas que se llegue a la verdad, siguiendo organizados y sin dejar que se caigan los casos.
Mythkleia González Gallardo, representante del Consejo General de Huelga en 1968, dijo a La Razón que los sucesos de represión deben estar latentes y no se deben olvidar de la memoria colectiva, ya que episodios similares no deben repetirse, aunque en los hechos se hayan producido casos de desaparición forzada en el país de manera reciente.
Sin embargo, mencionó que a la fecha hay mayor libertad de expresión para las organizaciones y para denunciar actos de represión. “Hay más libertad de expresión; lamentablemente, este tipo de marchas las toman grupos para generar desmanes; eso es reprobable”, señaló.
Mencionó que fueron ellos quienes iniciaron las marchas en las calles y por esa razón hay más democracia ciudadana. Durante el mitin, otros grupos sociales dijeron que las luchas que realizan son por las libertades y, pese a las disculpas ofrecidas, sigue la violencia contra las normales y los movimientos sociales.
“Contrario a lo que se piense, no llegamos todas las mujeres; las buscadoras, las indígenas desplazadas, las víctimas de feminicidio. No olvidamos, no perdonamos”, dijeron.
Más temprano ayer, desde el metro Tlatelolco, emergió el bloque negro pese a que desde el inicio de la movilización en la Plaza de las Tres Culturas se pidió que la marcha fuera pacífica. Grupos de personas embozadas vandalizaron edificios gubernamentales, instituciones, comercios, y agredieron a policías y representantes de medios de comunicación, entre ellos el reportero de La Razón Ulises Soriano, que recibió golpes.
Con martillos, cadenas y pinturas en mano, irrumpieron en la marcha y golpearon las estructuras metálicas que había en el Jardín de la Paz y lanzaron una bomba molotov a la caseta de boletos del metro y le prendieron fuego; todo esto ocurrió a unos metros de la Plaza de las Tres Culturas.
Mientras el contingente de estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM se enfiló para avanzar al punto de reunión de donde partiría la marcha, el bloque negro acompañó a los estudiantes que consignaban: “¡Fue el Estado! ¡Fue el Estado!”.
Luego de iniciada la manifestación, metros después de la Plaza de las Tres Culturas —donde 56 años atrás, cientos de estudiantes de diversas universidades fallecieron a manos del Batallón Olimpia—, sobre Eje Central, el grupo de choque se lanzó en contra de dos tiendas de conveniencia, en las cuales rompió cristales e hizo pintas.
La agrupación logró ingresar a una de las tiendas, de donde sacó botellas de agua y las lanzó al contingente de juventudes que transitaba sobre Eje Central, unos 100 metros antes de entrar al bajo puente que libra Paseo de la Reforma.
En medio del eco del bajo puente y el olor a sudor, de pronto, en medio del contingente de muchachos, se veían flamas provocadas por pinturas en aerosol y encendedores. También, en algunas paredes había flamazos.
En la esquina de Cuba y Lázaro Cárdenas, los manifestantes del bloque negro lanzaron agua a los medios de comunicación para intentar disiparlos y que no grabaran sus acciones. Ahí rompieron los cristales de una tienda de conveniencia donde había personas, las cuales quedaron en shock.
Más adelante, en el cruce con Donceles, un grupo de elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la CDMX del cuerpo antimotines, resguardaba la vialidad a la altura de la antigua casona de Xicoténcatl; sin embargo, los manifestantes les lanzaron por lo menos cinco petardos y los elementos no respondieron la agresión.
En el Palacio de Correos destrozaron los cristales y lanzaron bombas molotov al interior; lo mismo ocurrió en el Banco de México, donde el Heroico Cuerpo de Bomberos tuvo que hacer uso de extintores para mitigar el fuego provocado por bombas incendiarias.
En la calle 5 de Mayo ingresaron a una farmacia, donde rompieron los cristales con mazos y hachas, además de que ingresaron a la fuerza por la cortina de metal de una tienda de ropa para caballero, e igualmente lanzaron la ropa al contingente que marchaba.
En la plancha del Zócalo se enfrentaron con el cuerpo antimotines de la SSC. A los uniformados les lanzaron petardos y piedras que ellos mismos obtuvieron al romper las bancas frente al edificio del Gobierno de la Ciudad de México.
El enfrentamiento duró alrededor de 40 minutos. Los elementos de la policía respondieron con polvo de extintores, intentando repelerlos, sin éxito. El enfrentamiento culminó luego de que el bloque negro agredió a dos periodistas, pues al término del ataque, se dispersaron.
Aproximadamente ocho mil personas se manifestaron pacíficamente, aunque el grupo de 150 integrantes del bloque negro cometió desmanes, tras los cuales tres policías resultaron lesionados.
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