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En México, 91% acude a “limpias” o amuletos

Encuesta del Conacyt e Inegi registra que de 2011 a 2021 aumentó el uso de estas prácticas de 72% a 91%, respectivamente; “la gente cree más en esto que en los médicos”: obispo negro
  • Por Redacción

La celebración del Día de Brujas ha tomado fuerza en los últimos años, pero también la asistencia que brujos, chamanes y curanderos dan a los mexicanos, aunque en muchas ocasiones puede tratarse de estafas.

De acuerdo con la Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México 2011, realizada por el antiguo Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 72.24 por ciento de las personas creía más en amuletos y limpias que en la ciencia.

Una década después, en el 2021 (último año de registro), los datos arrojaron que el 91.7 por ciento de los mexicanos habrían recurrido al menos una vez en su vida a este tipo de prácticas espirituales para intentar mejorar su estilo de vida, ya sea en el trabajo, en el amor o en la salud.

Otro dato que retrata el creciente acercamiento a estas prácticas refiere que en el 2011 los mexicanos destinaban 972 millones de pesos en servicios y productos de medicina tradicional, de los cuales 55.2 por ciento fue utilizado para el pago de curanderos, chamanes, parteras, brujos, sanadores espirituales y otras derivaciones; el otro porcentaje se destinó a compra de hierbas, amuletos y remedios varios.

Para el 2021, el gasto ascendía a mil 420 millones de pesos en servicios, del cual 78 por ciento fue canalizado al pago de líderes espirituales, chamanes, brujos y más, y el porcentaje restante corresponde a la compra de “remedios”.

La socióloga Malena Castillo, especialista de la UAM, dijo a La Razón que “el motivo por el cual el mexicano cree tanto en este tipo de prácticas podría ser hasta antropológico, pero se suman muchos factores; la magia y la brujería en México es el resultado de la fusión de las tradiciones ocultas de los indígenas prehispánicos y las de los españoles que llegaron después de la conquista”.

Dijo que, hoy en día, no importa ni la raza, el color, status u otros factores para que alguien crea en este tipo de prácticas que, aunque pareciera extraño, se dan más en sitios de aparente poder, incluso en el área política, donde se ha sabido de muchos personajes acuden a realizarse limpias para el progreso de sus campañas o simplemente para obtener algún tipo de poder, y afirmó que, aun en las grandes escalas, pueden existir fraudes.

Expuso que la mitad de los habitantes de México cree en el infierno y, “para solucionar sus problemas, la quinta parte de los habitantes de este país recurre frecuentemente a las limpias, rituales de brujería y amuletos, pero a veces sólo resulta una especie de placebo y eso puede llevar a las personas a experimentar frustración, pues sienten que son timados, aunque otros creen que tuvieron un milagro”.

Óscar Pelcastre, conocido como El Perro, un obispo negro de la Santa Muerte, señaló a La Razón que “hoy en día la gente busca alternativas para todo; yo veo que la gente cree más en esto que en los médicos, para sus enfermedades. La verdad es que la gente es curada por su fe, sí, pero por los santos”.

Aseguró que en su santuario nadie es estafado, ya que ellos mismos son quienes le ponen ofrendas de gratitud a quienes les hacen sus milagros o favores; además, en el santuario el ritual más pedido es el “del rayado” que, indicó, “sirve como manda y protección. Ahí los fieles ponen como ofrenda comida, cabezas de cerdo, tequila, corazones y fetos de res, así como medallas de oro, dinero y dólares”.

No existen cifras oficiales, pero datos proporcionados por el especialista Elio Masferrer Kan señalan que, por cada tres mil 500 personas, podría haber hasta 100 brujas y brujos, cuya actuación, en casos de fraude, es punible.

Norma Reyes, licenciada en Negocios Internacionales, afirma que fue estafada: “Creo que nadie está exento de este tipo de fraudes. A veces las emociones que experimentamos los humanos nos llegan a cegar; yo estaba separándome, llegó una amiga y le conté mi problema, fuimos al Mercado de Sonora; la realidad es que yo no creía en eso; la primera vez fui estafada, pero después comencé a ver resultados y ahora la verdad me parece vicio. Cuando tengo un problema, corro aquí y en cuestión de segundos tengo una solución”, relató a La Razón, aunque reconoció que sentiría pena si sus allegados supieran de sus inclinaciones.

El sacerdote Hugo Valdemar, quien fue director de Comunicación de la Arquidiócesis, resaltó la importancia de mantenerse alejados del esoterismo. “El padre de todas estas prácticas supersticiosas, debe quedar muy claro, es el demonio, y al diablo lo definió Jesús como el ‘mentiroso y homicida desde siempre’. De él sólo se pueden esperar mentiras, embustes y muerte, así que sí hay mentira; digan lo que digan, hay estafa”, advirtió.

Comentó que en México esto “subsiste porque se tiene una mentalidad mágica e inmadura. Se pretende, con ciertos ritos, someter a la naturaleza y a Dios mismo a sus deseos. Es una anti-fe”.

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