”El mayor riesgo de la UNAM no está afuera”
- Por Redacción
Para la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), su mayor riesgo no se encuentra fuera, sino dentro, ante la posibilidad de que se mantenga bajo la misma pauta en los próximos años y con lo que podría quedar debilitada ante la sociedad, refiere Imanol Ordorika, exdirigente del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) que encabezó la huelga de 1987 y echó abajo el “Plan Carpizo” que reformaba a esta institución de la cual hoy aspira a ocupar la Rectoría para el periodo 2023-2027.
“El riesgo mayor que tiene la Universidad no viene de afuera; los peligros más grandes vienen de mantenerse en la inercia, las cosas sin cambio, y que es la tentación que tienen los grupos de poder tradicionales de la UNAM, porque eso conduce a la Universidad a una posición debilitada frente a la sociedad, a una posición de tensiones y conflictos internos que ponen en riesgo la propia vida de la institución”, declaró en entrevista con La Razón.
Hoy, como titular de la Dirección General de Evaluación Institucional (DGEI) plantea ante la Junta de Gobierno un proyecto basado en modificaciones que él considera viables y con los que afirma ser “el único que propone un cambio verdadero”, porque “conozco la UNAM mejor que la mayoría de las personas que están dentro”.
“Hemos propuesto desde hace años reformas profundas a temas como la selección de estudiantes, formas de gobierno, métodos pedagógicos, la situación de los profesores, y problemas que se van quedando rezagados y que frenan a la UNAM en sus posibilidades de desarrollo”, dijo.
De esta forma propone siete ejes de “cambio” para “volver” a poner a los estudiantes en el centro de la vida universitaria, equilibrar la formación con recursos materiales, humanos y académicos que pongan a todas las unidades en el mismo nivel de atención y desarrollo; garantizar la seguridad y combatir la violencia de género mediante una instancia especializada independiente “para evitar el amiguismo, el compadrazgo, el encubrimiento y los casos de discrecionalidad”.
También sugiere “erradicar desigualdades internas” mediante una reparación a las condiciones laborales del personal académico, a través de la racionalización de prebendas a funcionarios y eliminación de lo que considera gastos excesivos y beneficios del cuerpo directivo.
Como parte de las modificaciones que persigue, propone reformular la composición y atribuciones de espacios colegiados para ampliar la participación de estudiantes, atender el principio de paridad de género y que se amplíe la participación democrática y transparencia.
“Tenemos que recuperar la Universidad para las comunidades académicas. En las últimas décadas, ha habido una apropiación de la Universidad por parte de la burocracia, se ha anulado la capacidad de trabajo colectivo de discusión… La UNAM ha sido, de alguna manera, expropiada por los directivos y lo que queremos es una institución participativa”, comentó.
Para el doctor en Educación, la defensa de la autonomía de la máxima casa de estudios no está en declaraciones “altisonantes” y yace en que se recupere el papel de un espacio de reflexión sobre el acontecer del país, pues opina que la institución se ha mantenido ausente de las discusiones nacionales más relevantes durante la última década.
En el contexto de la sucesión presidencial, Ordorica Sacristán señala que la Nacional Autónoma debe abrirse a todas las posiciones políticas para que éstas se expresen con libertad, porque “no puede tener miedo a que nadie venga a exponer sus puntos de vista”, pues recuerda que esto se hizo en otros años.
“Además, la UNAM tiene que hacer seguimiento muy serio de las propuestas de las distintas fuerzas políticas, analizar su factibilidad, sus carencias y riquezas. También tiene que plantear problemas y temas que deben ser atendidos antes de que inicien las campañas para contribuir a establecer la agenda del debate nacional. En lugar de encerrarnos y protegernos, tiene que tomar un papel proactivo para que las personas aspirantes se pronuncien”, señaló.
Con independencia de quién llegue a la Presidencia de la República, el doctor apunta que se debe tener un diálogo de cordialidad “sin ningún tipo de subordinación institucional”, pero que busque un espacio para “recuperar” la presencia que, considera, la UNAM no ha tenido en analizar formalmente el impacto de la pandemia o en involucrarse en la construcción del nuevo modelo educativo.
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