- Por Redacción
La reaprehensión, el pasado viernes, de Gildardo López Astudillo, El Gil, ha llevado a algunos a reflexionar estos días sobre el tiempo que las autoridades perdieron al darle crédito a ciegas a sus testimonios. Y es que en calidad de testigo protegido de la Fiscalía General de la República —condición a la que pasó en los tiempos en los que Omar Gómez Trejo y Alejandro Encinas conducían las investigaciones— López Astudillo se dedicó a hacer señalamientos directos que en su momento fueron tomados como ciertos, pero que al paso de los años quedaron totalmente desvirtuados. Varios civiles y militares sufrieron persecución judicial e incluso encarcelamiento sólo por las declaraciones de quien como testigo se le conocía como “Juan”. El caso es que las imputaciones se cayeron y la verdad sobre la noche de Iguala sigue ausente. Habrá que ver, nos dicen, quién da ahora algunas de las muchas explicaciones pendientes. Y qué nuevos derroteros toman las indagatorias del caso por parte del nuevo gobierno que arranca en octubre.
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