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Deja John desolación en agricultores de la Costa Chica; pierden hasta lo prestado

Arrasó huracán con sembradíos de maíz, limón, papaya... ; todo está perdido, lamentan en algunas comunidades como Las Iguanas y El Tamarindo
  • Por Redacción

En la Costa Chica de Guerrero, además del turismo, el campo y la ganadería son las actividades económicas más importantes para sus habitantes, mismas que también se vieron afectadas por el paso del huracán John, dejando a cientos de productores damnificados en las comunidades más vulnerables de la región.

Así se observa en Charco de la Puerta, Las Iguanas, El Tamarindo y Vista Hermosa de Ometepec; Comaltepec, del municipio afro de Cuajinicuilapa; Banco de Oro y El Arenal, del municipio de Azoyú, donde además de maíz, también siembran limón, papaya, melón y coco, entre otros productos del campo.

SIN COSECHAS NO HAY INGRESOS NI TRABAJO. La preocupación es la misma para todos los habitantes de esta zona. El paso de John dejó cosechas inundadas, “algunos han perdido su propia inversión, mientras que otros perdieron lo que pidieron prestado para poder producir y no hay forma de pagar”, dice con tristeza el comisario municipal de Comaltepec, Ángel Medel Lorenzo, y pide que “si el Gobierno ve esto, que nos busque, porque necesitamos mucha ayuda”.

“Todo está perdido. Por donde usted vaya va a ver todo caído, si no hay cosechas, no hay trabajo, y si no hay trabajo, ¿de qué va a vivir la gente?”, cuestiona angustiado.

En Comaltepec, como en otras comunidades, aún siguen ocupados los refugios. Adultos mayores, mujeres y niños habitan la comisaría municipal o las escuelas para ponerse a salvo y sobrevivir con la poca ayuda que reciben.

De ello dan testimonio Itzel Benítez Rivera, joven madre de 24 años, junto a su esposo, de 29 años, y su pequeña hija, quienes fueron evacuados de su vivienda por la Guardia Nacional debido al riesgo en el que vivían. Su esposo es peón, “ayuda en el campo y a bajar cocos, pero ahora no hay trabajo y no tenemos qué comer, ahorita nos apoya la gente de la comunidad, el comisario y la vamos pasando con la despensa que nos trajeron, necesitamos mucha ayuda para poder levantar nuestra casita… si pueden vengan a ayudarnos, necesitamos muchas cosas, alimentos, sobre todo”.

En Comaltepec, a diferencia de otras comunidades, el comisario liderea con éxito a su comunidad y los ha exhortado para que lo antes posible hagan el recuento de las afectaciones que han sufrido para poder exigir el apoyo del Gobierno federal, “porque del municipio sólo nos dijeron que iban a gestionar al estado y aquí seguimos esperando”, dice.

De ello, informó que en este ejido se cuenta con mil 200 hectáreas, de las cuales fueron afectadas unas 150 de maíz, 10 de producción de limón, otras 10 de plátano, unas 500 de pasto para el ganado, todo esto perdido por las inundaciones, afectando aproximadamente a unos 100 productores.

La misma historia se repite en Banco de Oro y El Arenal, del municipio de Azoyú, esta última, con población indígena asentada en las partes más bajas de la comunidad.

Azucena Vázquez Analco, junto a otras mujeres, relatan lo que han tenido que pasar en estos 10 días posteriores al huracán. Sin agua potable, sin víveres y sin servicios de salud, situación que se agudiza ante la inseguridad que se vive en la zona.

“Queremos ayuda, no hay empleo, hay muchas pérdidas, los que sembraron maíz perdieron todo, aquí son campesinos y ganaderos, mi esposo es bajador de cocos y no hay trabajo”, y ante la falta de alimentos en estos días, asegura que se han alimentado de animales silvestres.

Adilene García López lamenta la pérdida de la cosecha de su esposo, Pedro Pascacio Agustín, que sembró dos hectáreas y media, perdiendo unos 12 mil pesos, dice.

Azucena López Santiago, de 23 años, madre de dos niños, de dos y cinco años de edad, relata con llanto que su esposo, que es peón y bajador de cocos, no tenga trabajo. Ya tienen más 10 días en el refugio, sobreviviendo de la cooperación de la comunidad.

En su humilde vivienda, el agua rebasó el metro de altura, causando daño a sus pocas pertenencias.

EN EL ARENAL SIGUEN SIN SABER DE SUS PÉRDIDAS. Aun cuando no han podido cuantificar las pérdidas en la ganadería y agricultura, en la comunidad de El Arenal, el comisario municipal, César Cándido Miranda Cortés, asegura que todos han perdido, “pero como no han podido entrar a sus encierros, porque siguen cerrados los caminos, los que tienen animales aún no saben cuántos se les murieron”.

“Apenas se estaban regresando a sus casas cuando les llegó la segunda notificación de Protección Civil de que venía la otra tormenta. Ayuda sólo hemos tenido una despensa, el sacerdote de Cuajininicuilapa y una asociación civil, que también nos trajeron alimentos en una ocasión, pero hasta ahorita sólo eso.

“Aquí hay unos 200 concesionarios y de ésos, unos 70 tienen ganado y la mayoría tuvieron pérdidas menores, aunque no se sabe con exactitud, porque aún no se puede entrar”, recalcó el comisario municipal.

Las complicaciones que tenemos ahora es que “no hay trabajo y los que la están pagando son los animalitos del campo, porque la gente necesita sobrevivir y se los come. No hay trabajo, hasta que el agua baje los que tienen ganado van a empezar a reparar su cerca y habrá trabajo para peones, se reactivaría un poco la economía. La esperanza es que llegue el apoyo del Gobierno, aunque está muy lento esto, porque los daños son inmensos en todos lados, de eso estamos conscientes”.

En esta parte de la Costa Chica de Guerrero, habitada por población afromexicana e indígena en su mayoría, se percibe el abandono de las autoridades.

Caminos destrozados, la ausencia de servicios de salud, la inseguridad, la falta de oportunidades para las mujeres y poco empleo para los hombres, hacen más difícil la vida ante los desastres naturales.

Enfrentaron la furia de Ingrid y Manuel en el 2013, ahora con John mantienen la esperanza de que esta vez sí tendrán la ayuda que tanto anhelan.

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