Declive de lluvias pone en riesgo acceso al agua
- Por Redacción
México enfrenta una condición crítica en cuanto a la disponibilidad de agua, ante un declive en las lluvias del 60 por ciento, en promedio, y tras el paso de una de las ondas de calor más severas registradas, cuyas consecuencias se verán a la llegada del estiaje para el próximo año en diversos sectores, como el agroalimentario.
Sin embargo, desde ahora los campos mexicanos ya resienten el impacto de la sequía que han enfrentado en años anteriores, como en Durango, donde diputados locales incluso ya solicitan la declaratoria de emergencia al Gobierno federal.
El director del Consejo Consultivo del Agua, Jorge Fuentes, dijo a La Razón que, aunque no se puede establecer concretamente la disponibilidad del recurso hídrico para el 2024, es un hecho que los embalses en el país han registrado un menor llenado.
“Se tiene la sequía este año, los efectos se resienten al año siguiente porque cuando concluye el periodo de sequía es cuando se puede determinar qué tanto o no se llenaron las presas y, dependiendo de ese llenado es como se entrará a la temporada de estiaje, que es cuando deja de llover, y se sabrá con cuánta agua se cuenta. Éste se ha complicado, porque tenemos en promedio 60 por ciento menos de lluvias en comparación con el anterior”, declaró.
Hasta el 15 de septiembre, 85.4 por ciento del territorio nacional se encontraba en algún nivel de sequía, lo cual se encuentra 139.9 por ciento arriba de lo registrado a la misma fecha en 2022 (35.6 por ciento), según el Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua.
El organismo apunta que con excepción de Nayarit, Jalisco, Guerrero, Chiapas y los estados que comprenden la Península de Yucatán, el resto del país tuvo déficits importantes de humedad que ayudó al incrementó de las condiciones de sequía en Sonora, Chihuahua, Sinaloa, en el centro occidente y el norte del Golfo de México.
Jorge Fuentes señaló que, para el caso de Nuevo León, se están enfrentando condiciones similares a las de 2022, cuando se advirtió incluso la llegada del día cero y la población padeció la escasez.
Pero este año se mejoró la gestión y se “aprendió” de lo ocurrido, dijo. Por ello, remarcó que “el agua es un asunto de gestión” y ahora lo que se requiere es implementar estrategias urgentes para nivelar la situación; sin embargo, advirtió que se enfrenta un grave problema derivado de que la Conagua dejó de difundir las estadísticas sobre el panorama en los acuíferos.
“Ya no se editan las estadísticas del agua en México; entonces, también hay una ausencia de información; por eso en realidad no sabemos cuál es la disponibilidad. Si no mides, pues no conoces; no contamos con la información para saber el estatus actual de las regiones hidrológicas de las cuencas, de los acuíferos”, mencionó.
De acuerdo con un análisis elaborado por Hugo Roberto Rojas, investigador del Consejo Consultivo del Agua, el presupuesto que se perfila para el subsector de agua y saneamiento el próximo año tendrá una disminución nominal de 8.5 por ciento respecto al 2023.
Resalta que este decremento se concentra principalmente en el programa de inversión K007, Infraestructura de agua potable y alcantarillado, y el K129, Infraestructura para la protección de centros y áreas productivas.
Sandra López, investigadora del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), calificó como una “problemática grave” esta situación, pues la crisis hídrica, agravada por las elevadas temperaturas alcanzadas este año, no logran ser de atención prioritaria para las autoridades debido a que “ya estamos a la vuelta de la esquina de las elecciones”, ante las cuales la falta de disponibilidad del agua “pasa a ser un tema secundario” para los gobiernos.
La especialista advirtió que esto tendrá impacto en distintas dimensiones y sectores por el uso que se le da al agua, ya que el sector agropecuario es el mayor consumidor a nivel nacional, al requerir 76 por ciento del recurso, seguido por el 15 por ciento para el abastecimiento público; cinco por ciento al industrial y cinco por ciento para el termoeléctrico.
“El tema con el sector agropecuario es bastante preocupante, porque justo es donde hace falta mayor regulación y pues justo es el mayor consumidor. Hace falta que el Gobierno tenga mayor relación y coordinación con los usuarios para que éstos puedan tener un uso más eficiente. Por ejemplo: un kilogramo de carne de res ocupa entre 18 mil y 20 mil litros de agua. Es muy necesario que este sector haga un uso más eficiente y que, por supuesto, aquí tiene que ver muchísimo la autoridad”, apuntó.
Al asegurar que “ya no estamos muy lejos de esta realidad” en la que las sequías se duplicarán hacia 2050, como lo alertó la ONU, y que los diversos sectores productivos se encuentran en riesgo, hizo hincapié en que el país debe implementar medidas de adaptación y asegurar que el agua llegue a todos en forma correcta en calidad y cantidad.
Sin embargo, apuntó que esto se ve complejo debido a que por un lado el Gobierno subsidia los costos del agua para el sector agropecuario –en donde sólo 20 por ciento de usuarios utilizan 90 por ciento del recurso para el sector, dijo– para que la población no resienta en su bolsillo la problemática, pero por otro lado los mexicanos gastan 28 millones de pesos en agua embotellada.
Agregó que, en México, 33 por ciento de las viviendas cuenta con infraestructura para agua, pero no con el líquido en forma diaria, y el problema se acrecienta en Baja California Sur, Guerrero y Morelos, donde 74, 77 y 76 por ciento de viviendas no tiene agua a diario.
Al referirse a las principales víctimas de la crisis hídrica, respondió que “en general la población; somos los que consumimos los productos finales de la cadena de producción; en el agropecuario está toda la parte alimenticia, en la agricultura, en la ganadería, pero, por otro lado, también tienes en la abastecimiento de la energía y, por supuesto, también un impacto importante para la economía, porque estos sectores son clave para que el recurso económico se pueda movilizar y que tenga un flujo correctamente”, dijo.
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