- Por Redacción
En México, el artículo 95 constitucional señala que, para ser ministro de la Suprema Corte, se debe tener una edad mínima de 35 años cumplidos al momento de la designación.
No hay disposición acerca de una edad máxima exigible como límite para ejercer esa responsabilidad. Por otro lado, el artículo 94 establece que los integrantes del máximo tribunal durarán en su encargo quince años, independientemente de la edad que tengan al momento de recibir su nombramiento. Esta situación ha permitido que juristas septuagenarios como Vicente Aguinaco o Juventino Castro hayan sido nombrados ministros y hayan concluido el periodo para el que fueron designados.
El caso estadounidense es distinto. Su Constitución no señala requisitos etarios para ser integrante del máximo tribunal y el periodo para el que sus integrantes son electos carece de límite temporal. De ahí que los justices ejerzan el cargo hasta el momento que decidan jubilarse. Así se explica, por ejemplo, el caso de Clarence Thomas quien ha ocupado esa posición desde hace 32 años. Es la ausencia de un plazo determinado para ejercer el cargo de justice el origen de una discusión reciente sobre la conveniencia de que una de las integrantes de la Corte Suprema, Sonia Sotomayor, se retire del cargo. Originaria de Nueva York, formada en las universidades de Princeton y Yale, Sotomayor ha ocupado su responsabilidad por casi 15 años. Propuesta por el presidente Obama, es la primera y única togada de origen latino que integra el máximo tribunal. Su manera de votar los asuntos la ha ubicado, junto con Ketanji Brown y Elena Kagan, como parte del ala liberal de la Corte. Aun cuando Sotomayor es la mayor de ese bloque, quienes han pedido su renuncia basan su alegato no en su edad (69 años), sino en su estado de salud. Sotomayor fue diagnosticada con diabetes juvenil desde que tenía siete años y es del dominio público que en algunos viajes recientes ha estado acompañada por un médico.
Detrás de las voces que demandan su jubilación está el recuerdo de lo sucedido con Ruth Bader Ginsburg quien permaneció en el máximo tribunal pasados los 80 años y murió pocas semanas antes de las elecciones de 2020. Esto permitió que el presidente Trump propusiera un tercer integrante de la Corte, lo que posibilitó la consolidación de la mayoría conservadora que, por ejemplo, eliminó el derecho de las mujeres al aborto establecido en el caso Roe vs Wade. La renuncia de Sotomayor ha adquirido mayor relevancia en la discusión pública ante una posible victoria de Trump en las próximas elecciones. Algunas voces han apelado a la conciencia de Sotomayor: nadie mejor que ella sabe si su estado de salud le permitirá cumplir sus funciones por otros cuatro u ocho años. La perspectiva que la Corte tenga una mayoría conservadora de siete a dos debe pesar mucho en una decisión que, ante la ausencia de una norma que establezca un límite temporal, se vuelve extremadamente personal.
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