Catástrofe también deja bajo escombros a Coyuca
- Por Redacción
Un joven coyuquense tomó su bicicleta para recorrer las colonias del municipio en el que siempre ha vivido y que, desde su mirada, hoy está irreconocible ante los daños que generó el huracán Otis, tras el cual la incomunicación persiste y que desespera a familiares que se encuentran lejos y buscan saber de sus seres queridos.
A casi 48 horas del golpe que asestó la tormenta, la historia que tiene por contar Coyuca de Benítez es distinta a la del puerto de Acapulco, pues ahí la ayuda aún no abunda y algunas de sus calles permanecen bajo el agua o decenas de árboles y escombros que los fuertes vientos les dejaron y entre los que sus habitantes volvieron a amanecer ayer.
“Estamos en la colonia El Panteón, uno de los lugares que fue más afectado por el huracán Otis. Donde quiera que caminamos se encuentra desastre… Ya hoy es el segundo día, pero todavía no se ha vuelto nada a la normalidad.
“La luz todavía no ha llegado en diferentes partes de Coyuca, hay muchas zonas afectadas. ¡Miren nada más! Donde quiera que miremos hay desastre, árboles caídos”, narra el joven en una grabación en la que se ha comprometido a recorrer más zonas de su municipio para dar un poco de informes a través de una página en redes sociales, a la que personas han recurrido para saber de sus familiares ante la falta de reportes de las autoridades y de comunicación que persistía hasta el cierre de esta edición.
La cifra preliminar de 27 muertos que dio a conocer ayer el Presidente de la República exacerbó la desesperación de quienes se encuentran lejos de Guerrero, pero que tienen familia en la zona afectada, de la cual no saben nada.
Desde temprano, las decenas de grupos de WhatsApp que se han creado para que algo de información pueda fluir, incrementaron su actividad y reportes, pero esto ha servido de poco, porque no encuentran respuesta.
“¿Saben algo de los barrios de Coyuca? Mi abuelito es de Cuauhtitlan y mi tía del Carrizal. No nos hemos podido comunicar”, era uno de tantos mensajes que rondaron en el día.
Aquellos que han logrado salir de la zona incomunicada intentan calmar los nervios asegurando que todo quedó en daños materiales y que entre las propias comunidades intentan hacer listas de quienes están ahí para publicarlas y dar paz a los que les buscan.
Pero los esfuerzos no apaciguaban la intranquilidad, pues las fotografías de las calles llenas de lodo, casas sin techos y vidrios rotos, o aquellas que quedaron reducidas a la nada en las zonas más pobres, inquietan a los que siguen sin conocer si sus familiares se encuentran a salvo.
“Es que no puede ser que algo tan grave haya pasado y nadie sabe nada, todo lo que están diciendo es de Acapulco, pero pues los demás también cuentan, también ahí el huracán pasó y no sabemos de nuestros familiares… Yo estoy muy lejos y sigo sin encontrar la manera de irme para allá; yo no sé si mi mamá está viva, si mis hermanos están bien y no hay con quién nos comuniquemos, ninguna autoridad contesta en el municipio”, dice desesperada Amira a La Razón, quien radica en Tijuana.
Melissa Rojas tiene a sus padres en la sierra de Coyuca, un pueblo que permanecía incomunicado hasta ayer y en el que, aseguró, la ayuda no ha llegado.
Por ello, la joven se dispuso a recolectar víveres para intentar llevarlos hasta aquella comunidad donde, dijo, “el Gobierno los tiene abandonados”.
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