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“Autonomía de UNAM se debe separar de política”

El aspirante a la Rectoría critica propuesta de Morena para que la comunidad vote; la máxima casa de estudios “no puede darse el lujo de llevarse mal con el Estado”, subraya
  • Por Redacción

Con cinco décadas formando parte de la UNAM hasta llegar a ser el secretario administrativo de la misma y un “candidato natural” para buscar convertirse en el siguiente rector, Luis Álvarez Icaza asegura que la esencia de la autonomía de la Universidad, en momentos como la elección más grande que se avecina para México, es “desacoplarla de los vaivenes políticos”, y mediante una conducción sin cambios “radicales”.

Tras su paso por el territorio puma desde la Escuela Nacional Preparatoria No. 6, plantel Antonio Caso, hasta ser funcionario dentro de la misma, hoy asegura contar con un panorama completo de la Universidad que lo coloca, dice, “con un conocimiento profundo” sobre la misma.

“Cuando una persona ocupa un cargo como el que tengo se le considera un candidato natural; entonces, ¿por qué me puse a pensar si entraba o no? porque, aunque es un gran honor ser designado rector, también es una gran responsabilidad que implica muchos retos y que es una cuestión difícil. Decidí hacer un análisis personal y balancear si realmente tenía o no capacidad para entrar a este proceso y decidí entrarle. Creo tener la capacidad por un lado, y creo tener la experiencia por otro lado y quiero tener el conocimiento”, declaró en entrevista con La Razón.

Hoy busca suceder a Enrique Graue en la Rectoría y para ello ha presentado un proyecto de gobierno basado en “pequeños cambios”, pues considera que “no se trata de cambios radicales” porque “las universidades no son buenas para aceptar cambios” y porque “prometer es muy fácil, cumplir es más difícil”.

“No se trata de cambiar a la universidad o hacer cambios drásticos. Las universidades no son buenas para aceptar cambios drásticos, son instituciones que requieren estabilidad para su funcionamiento”, dijo.

En ese sentido, detalló que su plan de trabajo incluye una revisión de la estructura curricular, como primer objetivo, y dar mayor atención al tejido social y extender las “buenas prácticas”.

En su opinión, la UNAM “está abierta a elecciones”, pues es una ruta para elegir decenas de cargos como el Consejo Universitario, entre otros, pero subrayó que es algo que debe salir por iniciativa de su propia comunidad.

Sin embargo, se manifestó en desacuerdo con que tal método se replique en la renovación de la Rectoría, como propone Morena desde el Poder Legislativo, pues argumenta que esto se intentó a finales del siglo pasado y sólo se tradujo en “muchísima inestabilidad, porque se convirtió en un proceso populista, ganaba la designación de la persona que prometía más cosas y prometer es muy fácil, cumplir es más difícil”.

“La universidad funciona con base en cuerpos colegiados, si a la comunidad le parece importante que nos metamos a la discusión de cualquier ordenamiento, hay que hacerlo, pero hay que tener muy claras cuáles son las implicaciones y las interrelaciones de esos cambios”, señaló.

En ese sentido, criticó las propuestas de otros aspirantes que sugieren aumentar los apoyos a estudiantes, lo cual absorbería hasta 20 por ciento del presupuesto que recibe la UNAM, lo cual calificó como irreal porque implicaría que la Cámara de Diputados le avale un aumento de la misma proporción.

Esto lo ve poco viable y por ello apuesta por actuar con eficiencia respecto a lo que ya se recibe, como abaratar los procesos administrativos mediante la reducción del uso de papel y aumentar el recurrir a la vía digital, así como “ser lo más imaginativos” y buscar “nichos de ahorro” y alternativas para no depender sólo de los ingresos federales.

En el contexto político nacional, señaló que la Universidad debe ser una institución pública al servicio de la sociedad y “no puede darse el lujo de llevarse mal con el Estado”, pues “parte de la esencia de la autonomía es separar la Universidad de los vaivenes políticos”.

Para Álvarez Icaza, su política prioritaria en la UNAM es formar mejor a los estudiantes, mediante condiciones óptimas para el estudio y una mejor planta académica, ya que, insistió, no se trata de hacer cambios radicales, sino de pequeños en distintos sectores.

“Por mi forma de hacer las cosas, soy una persona con mentalidad pragmática, que no le rehúye a la solución de problemas. Para que una organización funcione bien, consiste en que los directivos estén muy involucrados en el funcionamiento de todas las partes y, en ese sentido, soy muy proactivo, visito lo que está bajo mi responsabilidad, no delego y, si la Junta tiene a bien designarme, continuaría así”, dijo.

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