Regresa la Pasión a Iztapalapa
- Por Redacción
La Iglesia del Señor de la Cuevita, en el corazón de Iztapalapa, convocó ayer a cientos de feligreses que acudieron a bendecir sus palmas con motivo del Domingo de Ramos, celebración que marca el inicio de la Semana Santa y de los eventos correspondientes en esta alcaldía, que esta vez volverán a ser masivos tras tres años de restricciones debido a la pandemia del Covid-19.
Por la mañana, los actores de la representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, que este año celebra sus 180 años de existencia, participaron en una procesión desde la Macroplaza Cuitláhuac, por los ocho barrios de la alcaldía, acompañados por centenares de capitalinos con sus palmas en la mano.
En el camino se vio a multitudes, entre niños, jóvenes y adultos, acercarse al Cristo de Iztapalapa —que este año es representado por David Uriel González Martínez, de 24 años—, para recibir la bendición o tomar alguna fotografía. Incluso hubo quienes acercaban a sus pequeños en brazos para estar cerca de la figura más importante del Viacrucis de la demarcación.
A las 13:00 horas se realizó la misa para bendecir las palmas en el templo del Señor de la Cuevita, a la que acudieron miles de iztapalapenses y turistas de otras partes de la ciudad e incluso de otros estados y países.
Poco después de la ceremonia y tras un recorrido junto a la Virgen —representada por Paulina García de 19 años—, el Cristo, vestido con una túnica de color blanco, llegó al recinto religioso, donde escenificó los pasajes bíblicos de los mercaderes del templo, la mujer adúltera y la entrada de Jesús a Jerusalén.
Este año, además de celebrarse los 180 años de la representación de la Pasión de Cristo, se conmemoran los 300 años de “la llegada” del Señor de la Cuevita al entonces pueblo de Iztapalapa, a quien se le atribuye la salvación de los habitantes del lugar de una pandemia de cólera que surgió en ese tiempo.
Acompañado de otros actores de la representación, entre ellos la Virgen María y un ángel, así como de cientos de creyentes católicos, Cristo avanzó por las calles de Iztapalapa sobre un burro y a pleno rayo de sol, como lo marca la tradición y las palabras del Evangelio, en las que se narra la entrada “triunfal” de Jesucristo a Tierra Santa.
Desde las primeras horas del día, decenas de vendedores se colocaron a las afueras del recinto religioso para ofrecer cruces, flores y palmas de distintos tamaños y precios, de entre 20 y 30 pesos. De acuerdo con la tradición católica, estas palmas representan la bienvenida a Jesús de Nazaret a su llegada a Jerusalén y se colocan en las entradas de los hogares como símbolos de abundancia y protección para las familias.
Luego de tres años de restricciones por la pandemia de Covid-19, este año, la celebración volvió a ser masiva, por lo que se espera —según las autoridades de la alcaldía— que a lo largo de esta semana se reúnan hasta dos millones de ciudadanos, entre capitalinos y turistas, para presenciar la celebración religiosa más importante de la demarcación.
La celebración de la Pasión de Cristo tendrá su punto máximo el próximo viernes, cuando se escenifique el Viacrucis tradicional de este lugar, desde el centro de la alcaldía hasta el Cerro de la Estrella, en donde se llevará a cabo la crucifixión.
A lo largo del día de ayer se vio a policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) en los alrededores de la Macroplaza Cuitláhuac y la Catedral de Iztapalapa, para resguardar a los habitantes que acudieron a los festejos.
De forma simultánea, en las iglesias de otras partes de la capital se ofrecieron misas a distintas horas del día, a las que miles de feligreses acudieron para bendecir sus palmas y colocarlas en las puertas de sus casas. También en la alcaldía Cuajimalpa se escenifican los pasajes bíblicos.
En la Catedral Metropolitana, en el corazón de la Ciudad de México, también se observó a cientos de capitalinos que llegaron con sus ramos verdes para escuchar la homilía dominical que se ofreció al mediodía y esperaron para que las palmas fueran bendecidas.
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