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Millones llegan a la Basílica en ríos de fervor

Fieles arriban desde todas partes del país para festejar a la Guadalupana sin importar la lluvia o el frío; calculan 11 millones de visitantes; en el atrio duermen 10 mil, otros, cerca de la casa del peregrino
  • Por Redacción

La lluvia y el intenso frío no fueron impedimento para que ríos de peregrinos procedentes de varias regiones del país cumplieran su propósito de llegar, a lo largo de todo este lunes, a la Basílica de Guadalupe, en una afluencia calculada previamente por las autoridades capitainas en al menos 11 millones de personas.

Desde las primeras horas de ayer se registró una gran presencia tanto de camiones como de peatones y ciclistas en vías como Circuito Interior y Calzada de Guadalupe, lo que alentó el tránsito vehicular en un sector de las alcaldías Venustiano Carranza y Gustavo A. Madero.

A punto de alcanzar su objetivo, miles de fieles católicos arrastraban sus pies, cansados de tanto caminar; otros se detenían en alguno de los puestos de hidratación y otros todavía tenían ánimos para lanzar porras a la Virgen de Guadalupe.

En Calzada de Guadalupe había familias enteras que, a pesar del intenso frío, apoyaban a los peregrinos con algún alimento, fruta o agua, así como con palabras de aliento: “Ya llegaron, ya están aquí”, “¡Lo lograron!”, les decían.

Ignacio Rodríguez caminó junto con tres familiares desde el estado de Puebla hasta La Villa, como muchos se refieren al santuario de la Virgen de Guadalupe. Les tomó tres días llegar, durante los cuales se alimentaron de lo que les donaba la gente en el camino.

Ignacio compartió con La Razón: “Una sola cosa nos une a todos los que estamos aquí, la devoción, este sentimiento profundo que te impulsa a hacer cosas que parecieran imposibles, como caminar hasta acá”.

El hombre de 62 años, quien cargaba un cuadro de la Virgen de aproximadamente diez kilos, continuó su recorrido entre el mar de gente que llegaba a la Basílica y contó que, como cada año, entrará a misa y comprará los tradicionales recuerditos, “que me llevaré con la bendición y protección de aquí”.

Hubo quienes llegaron en rodadas tanto de motos como de bicicletas y quienes cargaban imágenes grandes de la Virgen, que llevaron para ser bendecidas: “Nos encanta la bici, venimos desde hace tres años como muestra de agradecimiento por cuidarnos en nuestros caminos”, contó el ciclista Alan Castro, quien dirigió la rodada “Guadalupanos de Morelos”.

En el atrio pernoctaron aproximadamente diez mil personas. El resto lo hizo en lugares como la Casa del Peregrino y la gran mayoría en las calles aledañas, protegidos por casas de campaña o en muchos casos sólo por cobijas.

En tanto, la coordinación del personal de de seguridad y de la alcaldía Gustavo A. Madero permitió que los peregrinos circularan constantemente para que todos tuvieran oportunidad de contemplar el lugar y rendir culto a la Virgen. Y al final de la jornada, las autoridades reportaron saldo blanco.

Al atrio llegaron también diversos grupos de danza folclórica procedentes de distintas regiones del país, los cuales rindieron homenaje a la morenita del Tepeyac con lo que saben hacer: bailar.

Durante el recorrido hacia la Basílica se pudo observar varios módulos de atención médica, hasta los cuales llegaban decenas de peregrinos con alguna afectación menor, como fiebre, ampollas, raspones o intoxicación leve por tomar alimentos en estado de descomposición o medicamentos caducos.

Para Raúl Guzmán visitar la Basílica de Guadalupe cada año es un “acto sagrado”, para el cual se prepara durante meses, pues corre desde la colonia Los Olvera, en el estado de Querétaro, hasta La Villa, en una travesía que le toma casi cinco días.

“Éste es el maratón de mi vida, mis abuelos siempre me instruyeron el catolicismo, pero mi fe nació cuando viví un infierno en carne propia a causa de mis vicios y adicciones, la morenita me dio una nueva oportunidad que decidí enfocarla en el deporte y venir cada año a la Basílica, es mi manda”, externó conmovido el hombre de 37 años.

Raúl Guzmán llevaba consigo una mochila en la que portaba un sleeping compacto, impermeable, cobijas, alimentos y lámpara, entre otras cosas, con las que corrió poco más de 30 kilómetros.

La fe y la devoción se hicieron presentes en gente de todas las edades; se podía ver a niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad con playeras de la Virgen, imágenes y rosarios, quienes estaban unidos en su fervor.

Ramón Valdivia decoró su camión con escarcha, donde colocó dulces que podían tomar los peregrinos que lo desearan: “Yo antes venía caminando, pero tuve un accidente del que nadie, ni los doctores, confiaban en que iba a volver a ponerme de pie y afortunadamente se equivocaron, ahora no puedo caminar mucho, pero vengo con mi camión y me gusta compartir un dulce con nuestros hermanos”, comentó.

El momento cúspide de la conmemoración llegó a las 00:00 horas de este martes, cuando millones de peregrinos entumecidos entonaron a una sola voz “Las Mañanitas” a la Virgen de Guadalupe.

Y a pesar del frío, miles madrugaron para escuchar la misa de las 5:00 horas.

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