Tortugas ninja caos mutante revitaliza legado con irreverencia
- Por Redacción
En Tortugas ninja: caos mutante los creativos involucrados, entre ellos Kyler Spears y Jeff Rowe —autor de la estupenda La familia Mitchell vs. las máquinas (2021)—, entienden a la perfección la extravagancia marginal del concepto, pero además recuperan un poco del humor camp que, pese a sus deficiencias, volvió entrañables aquellas películas tipo serie B con que Leonardo, Raphael, Donatello y Michelangelo debutaron en el cine de los años 90; lo conjuntan con el ímpetu de espectacularidad, lo único que valió la pena de los recientes live action producidos por Michael Bay, para traer de regreso a estas populares tortugas que lucen más mutantes y adolescentes que nunca en una propuesta repleta de creatividad.
Empezando por la propuesta visual que, con trazos deshilachados y pinceladas exacerbadas sobre fondos, que así como se desdibujan están llenos de detalles y emulan la forma en que los estudiantes de secundaria rayonean sus cuadernos, no sólo pone a Tortugas Ninja: caos mutante en la línea de la provocadora y fascinante animación actual alejada de los convencionalismos o las pretensiones realistas, sino que captura la estridencia sucia y colorida de las grandes urbes, para otorgarle una oscura identidad pop, muy acorde al espíritu de sus aventuras que iniciarán como una parodia de la obra de Frank Miller en el mundo de las viñetas a blanco y negro del mercado independiente.
Pero hay más, la trama que gira alrededor de los intentos por evitar que conviertan a toda la población de Nueva York en mutantes, es llevada con un tono de irreverencia que entre la imprudencia y la ingenuidad bobalicona que bordea lo soez, se convierte en un divertido reflejo de la convivencia entre hermanos y la etapa juvenil salpicada de una curiosidad y arrogancia natural, dando pie a gran parte de los chistes.
Por supuesto, el tema principal sigue siendo la otredad y la búsqueda de aceptación que ellos creen que van a conseguir tomando el rol de vigilantes, pero la historia se enfoca en enfatizar que lo harán por las razones correctas y como parte del proceso de aprender y crecer, sin dejar de aspirar a convertirse en buenas personas, pese a encontrar empatía en las actitudes y circunstancias de sus antagonistas y el otro lado de la legalidad.
Todo mientras se desarrolla una improvisada investigación entre emocionantes persecuciones y batallas con insólitas criaturas, que son mezcla de diferentes tipos de animales y poseedoras de personalidades que encuentran encanto en lo desagradable, lo cual les llevará a darse a conocer fuera de las alcantarillas y enfrentar incluso a una especie de Kaiju multitudinario.
Es precisamente cuando esto último sucede, que la película cae en la trampa de sus propios excesos restándole definición al diseño del villano y a la amenaza en general por sí misma. Sin embargo, para este momento el viaje ha sido un derroche de imaginería estimulante y satisfactorio, y el ritmo no cesa hasta cerrar las líneas argumentales principales y salvar el día en el momento indicado, dejando con muchas ganas de tener más de las andanzas de este cuarteto verde.
Y es que aunque Tortugas Ninja: caos mutante no es perfecta, sin duda es la mejor de sus aventuras más allá del mundo de los cómics, con todo el potencial para convertirse en su versión definitiva para la pantalla grande, y la suficiente frescura para ponerse por encima del promedio de este tipo de oferta de entretenimiento. Llegó este fin de semana a la cartelera mexicana.
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