Tiempos futuros: ¿vale la pena ver la película peruana de ciencia ficción?
- Por Redacción
Los acercamientos de la cinematografía latinoamericana con respecto a la ciencia ficción suelen ser complicados, sobre todo porque los creativos no logran sortear sus propias pretensiones influenciadas por la necesidad de grandes presupuestos, ni la excesiva verosimilitud en la contextualización que suele exigir un público delimitado por las fórmulas Hollywoodenses.
Sin embargo, existen propuestas que logran salir bien libradas en ambos sentidos, tal es el caso de la producción brasileña “Divino Amor” (2019) de Gabriel Mascaro, o la que hoy nos ocupa y llega directo del Perú, “Tiempos Futuros”, de Victor Manuel Checa. Y esto lo consiguen gracias a que se alejan del espectáculo per se con base a universos insólitos, para concentrarse en desarrollar historias comprometidas a nivel emocional ubicadas en realidades distópicas de un futurismo anacrónico —resolviendo así cuestiones técnicas y estéticas—, no sólo cercano, sino casi inmediato.
De tal modo es que aquí la extraña máquina destinada para hacer llover en una ciudad donde ya ni siquiera recuerdan cuando eso sucedía, luce como una mezcla de tuberías y cables perteneciente a una especie de avanzada tecnología análoga y casi posible, convirtiendo el proceso de su creación en una metáfora sobre ese momento en que la inquietud juvenil y la necesidad ante un entorno de miseria transforman los vínculos entre padre e hijo, rompiendo la complicidad con el idealismo adulto que le era tan genuina durante la etapa infantil al protagonista, y que al pasar por el umbral de su adolescencia ya le parece obsoleta.
La opaca propuesta visual y sus postales con cielos grises y calles espectrales de una urbe cuyas entrañas encierran atmósferas cálidas pero soporíferas y confusas, son el reflejo de esta fase del crecimiento donde la percepción se trastoca mientras en el interior las emociones se convulsionan e intensifican por más que el entorno de abandono y decadencia pareciera empeñarse en asfixiarles. Hay además una clara intención de enmarcar las tomas con las estructuras metálicas y una hipnótica conciencia espacial con base a pasillos y escaleras, lo cual da pie a mustias secuencias de tintes kafkianos que ilustran los laberintos mentales y la soledad de los personajes.
El relato además encuentra en la austeridad de diálogos y lo implosivo de las interpretaciones su principal herramienta para mantener la fuerza de la introspección, aunque al mismo tiempo esto le juega en contra al dar muchas cosas por entendido y evidenciar la simpleza de la trama, además de que la frialdad entre los protagonistas llega provocar cierto distanciamiento hacia el espectador.
Pese a ello “Tiempos Futuros” es un pasaje interesante y sugestivo que rescata en forma la ciencia ficción tradicional, esa donde las visiones futuristas siempre van acompañadas de un trasfondo ya sea crítico o reflexivo.
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