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Profesión Peligro, el romanticismo de los verdaderos héroes de acción

La película de acción Profesión Peligro es protagonizada por Ryan Gosling y Emily Blunt es una cinta divertida y emocionante que arranca sonrisas por doquier
  • Por Redacción

Por encima del adrenalínico espectáculo que despliega Profesión Peligro, el cual vaya que sabe sacar provecho del concepto que en formato de serie encabezara en los 80s el célebre Lee Majors -El Hombre Nuclear- y hasta se permite lucir cierto ingenio a la hora de hacer estallar el detrás del cine yendo y viniendo entre la construcción de la ficción para la pantalla y la realidad que plantea al seguir los pasos de un stunt y su malograda relación con una directora, quien tras un accidente que le aleja del trabajo, regresa para reconquistarla e investigar la desaparición del principal actor al que doblaba en las escenas de riesgo; destaca la transmutación de géneros que consigue con base a la autoparodia descarada.

Los códigos propios y la estructura de la comedia romántica, incluyendo el clásico “chico consigue chica, chico pierde chica, chico recupera chica”, no solo se conjugan, sino que encuentran su símil en los lances, las caídas, los golpes y las explosiones, mientras por su parte Ryan Gosling y Emily Blunt, cuya presencia al no obedecer por completo a los estereotipos de belleza edulcorada usuales en este tipo de personajes, le otorga una química refrescante a la propuesta.

Es solo cuando las sustancias de esta alquímica mezcla se separan debido a que entre los fuegos artificiales pareciera que se les olvida hacer algunas explicaciones que exige la trama, y se inventan un par de aburridas escenas de mera verborrea, como aquella donde el héroe deambula con el celular en la mano manejando un bote por la noche, es que la aventura tropieza y hace evidente el mecanismo de la fórmula recordándonos que aún falta bastante para que llegue la conclusión, volviéndose así un tanto indigesta.

Pese a ello Profesión Peligro de David Leitch -John Wick (2014), Dead Pool (2017), Tren Bala (2022)- es emocionante y arranca sonrisas por doquier, mientras se presenta como un entretenido, superficial -por que la profesión a la que refiere es mucho pero mucho más que arrojarse de toda clase de vehículos- y cariñoso homenaje a los Stunts, aderezado con los acordes de la legendaria banda Kiss, cuya canción más emblemática toma nuevos bríos al convertirse en el live-motive, aunque curiosamente se les escapa la referencia más obvia cuando no suena dicha rola al llevarse a cabo la variante de una de las acciones distintivas en los conciertos del bajista Gene Simons. Pero bueno, son detalles, por que como cine de entretenimiento esta superproducción responde y con creces, el show está servido.

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