Espectáculos

Ángeles Cruz encuentra la calma entre la ausencia

La cineasta cuenta que empezó a escribir la historia por el miedo a perder a alguien y ahora entiende que puede hallar la tranquilidad en el duelo; “lo único que no me pueden arrebatar es el gozo”, dice
  • Por Redacción

Cuando la directora Ángeles Cruz comenzó a escribir el guion de Valentina o la serenidad, quería responder las preguntas que se hizo de niña tras la muerte de su padre, entonces se propuso reflejar cómo las infancias viven estos procesos de duelo. Ahora, frente a una nueva ausencia, la de su hermano Román, asesinado durante una emboscada en Oaxaca, aprende a acomodar esa pérdida, tratando de hallar la serenidad, comparte a La Razón.

“Siempre decía cuando estaba escribiendo el guion, que éramos como un árbol atravesado por un rayo cuando perdíamos a un ser querido, y creo que ahorita soy ese árbol, quemada por dentro, pero pienso que lo único que no me pueden arrebatar es el gozo, el gozo de hacer lo que hacemos, de saber que no estamos solas, justo estoy tratando de aprender eso de Valentina, de la película”, comentó Ángeles Cruz, cuyo filme ya se encuentra en la cartelera mexicana y es una de las cintas que se proyecta en la Cineteca Nacional Chapultepec.

Ángeles Cruz, también realizadora de Nudo mixteco, cuenta la historia de una niña llamada Valentina (Danae Ahuja), quien pierde a su padre en un accidente en el río y primero pasa por una etapa de no aceptación que la lleva a comunicarse con él, con el poder de su imaginación y de su conexión con la naturaleza.

“Empecé a escribir esta historia por el miedo de perder a alguien más, en el momento en que tuve esa pérdida me quedé con muchas dudas. Quería entender que nunca estuve sola, porque yo me sentí muy sola. Fue comprender que siempre estuve rodeada de mi familia, de amigas, de amigos, y de este mundo que me contenía, que era el goce y era la naturaleza”, contó.

Dijo que escribir y dirigir Valentina o la serenidad fue como “tejer el acompañamiento” que tuvo en su infancia cuando perdió a su padre. “Era un poco explorar el acompañamiento, que no lo vemos por el dolor, por el enojo o por la depresión de sufrir una ausencia, una pérdida, pero que poco a poco lo vamos encontrando, era empezar a bordar este tejido de acompañamiento para acomodar la ausencia y para salir y poder decir: ‘Sí, hay serenidad, esta vida está llena de asombro’, ésa era mi idea”, comentó.

En el filme, rodado en los bosques de Villa Guadalupe Victoria, Oaxaca, Myriam Bravo interpreta a la mamá de Valentina, quien se enfrenta a su propio duelo y no entiende muy bien los comportamientos de su hija, quien sigue hablando del papá en presente y con la esperanza de su regreso.

“Para mí fue muy bonito el proceso de entender cómo es la cultura mixteca, estos silencios son también parte de un proceso de reflexión de lo que está pasando o no, porque los cuatro integrantes de la familia estamos en una especie de limbo. Me parece muy bonito todo este tránsito que hace la mamá acompañada de Valentina, creo que es donde comienza esta sanación”, dijo a La Razón Myriam Bravo.

La imaginación que desarrolla Valentina para enfrentar ese duelo, para Ángeles Cruz fue esencial. “Para mí es creer en los poderes de la imaginación, que puedes ser una heroína que puede invocar un rayo para lograr volver al orden su mundo, la naturaleza juega un papel muy importante como esta parte que también te sostiene”, dijo.

Por su parte, Myriam Bravo resaltó: “Es muy hermoso y entrañable ver la inocencia de una niña o de un niño. Me parece un viaje hermoso, encontrar esa comunicación donde no quieres lastimar, pensando en mi personaje, quien busca las maneras más absurdas de decirle que su papá ya no está, hasta el momento en el que tiene que ser con esta claridad, creo que por eso es importante esta parte de la imaginación que va a acompañar la inocencia”, concluyó.

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