El último sueño: ¿Por qué tienes que leer el nuevo libro de Pedro Almodóvar?
- Por Redacción
Al ser Pedro Almodóvar alguien que hoy, según lo ha demostrado en sus recientes “La Voz Humana” (2020) o “Dolor y Gloria” (2019) como realizador se encuentran en pleno estado de gracia, resulta irresistible acercarse a este puñado de textos en los que no solo se puede disfrutar de todo aquello que le ha convertido en un estilo en sí mismo a través de producciones emblemáticas como “Mujeres al borde de un ataque de nervios” (1988), “Átame” (1989) o “Hable con ella” (2002), sino de reinterpretarlas al descubrir muchos de los que fueron sus puntos de partida, y que según sus propias palabras, poco los ha modificado a la hora de sacarles del cajón en que estaban guardados para traerlos de regreso en este libro.
“El Último Sueño” es una invitación a sumergirse en el estado primigenio de lo que ha proyectado durante décadas en su filmografía, pero además a reflexionar sobre las conexión de sus procesos creativos con sus emociones, y de donde es que viene ese afán de usar la ficción para entender y completar la realidad, mismo que se relaciona con su madre, como bien lo explica en el breve fragmento que le dedica a su partida.
Aquí se puede ver mucho del mecanismo detrás de su melodrama clásico alimentado por la estridencia estilizada del kitsch y elementos de cultura pop, a través del cual va exacerbando en tramas truculentas las disyuntivas de la convivencia para dejar en carne viva las emociones ordinarias que definen la condición humana, y lograr la identificación inmediata con el espectador para llevarle a una gozosa y reveladora confrontación consigo mismo.
Así entonces, aquí la experiencia se extiende de la pantalla al papel a través de pasajes cautivadores y escabrosos, por los que entre la interpretación de canciones hipócritas sobre flores y la heridas del abuso que nunca sanaron, el histrionismo teatral, el aire sacro que se mezcla con tufo lascivo y el conservadurismo que raya en el fanatismo, deambulan desde amantes que retuercen sus sentimientos entre la genialidad escénica, pasando por trasvestis sumergidos en la tragedia y reinas sadomasoquistas religiosas, hasta vampiros en busca de la espiritualidad; encontrando entre ellos las mustias rendijas por las que se asoman películas como “Todo sobre mi Madre” (1999) o “La Mala Educación” (2004) y encuentros que dan fe de como alguien como Chavela Vargas trascendió la música mexicana con la celebración de la amargura que sana.
Pero lo mejor es que dentro de este ejercicio de ida y vuelta entre el cine y la palabra escrita, mismo que si se tiene la disposición necesaria, la curiosidad o el simple gusto de seguir disfrutando de su particular universo, se puede cerrar revisitando sus películas; es muy fácil encontrar a la persona detrás del artista entre espasmos que van materializando una biografía disimulada y que para placer del cinéfilo y satisfacción de todo aquel que busque una lectura de cotidianeidad embriagadora, es traída a nuestro país por Langosta Literaria y Penguin Random House.
Se trata de su vida a través de irresistibles sueños en papel, y es que como dijera Pedro Calderón de la Barca “la vida es sueño, y los sueños, sueños son”… y pues si vienen de la mano y mente de alguien como su tocayo manchego Pedro Almodóvar Caballero -atendiendo a la petición de su progenitora de mencionar su nombre completo-, ni cómo negarse a leerlos.
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