Espectáculos

El Silencio de mis manos, una historia LGBTQ+ en lenguaje de señas

Primera cinta mexicana presentada en esta forma; aborda la historia de una estudiante de Derecho en Guadalajara y su novia inmigrante; ambas son sordas
  • Por Redacción

Rosa es la primera estudiante sorda de Derecho en Guadalajara y Saira es una inmigrante de California que confronta su identidad de género, ambas intentan mantenerse juntas a pesar de la distancia y los obstáculos que las separan; a través de un viaje sensorial, El silencio de mis manos revela la confianza en su relación y muestra las adversidades que enfrentan, metiéndonos de lleno en sus vidas.

Durante el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), el cineasta Manuel Acuña habló con La Razón sobre su emotivo y novedoso documental.

“Llego a la película de una manera inesperada, creo que es algo que a las personas que hacemos cine de lo real o cine documental nos pasa de pronto, encontré a Rosa hace siete años cuando estaba haciendo otro proyecto explorando el lenguaje y me dijeron de una persona que podía interesarme, que era una chica sorda a la que le interesaba el cine y quería ser actriz; eso inmediatamente me llamó mucho la atención, la conocí y no pude comunicarme con ella porque no sabía ni siquiera cómo decirle hola y estaba nervioso, pero me di cuenta que algo estaba sucediendo ahí y me empecé a cuestionar si realmente la palabra hablada era la única forma que tenía para comunicarme con los demás y a partir de eso me empiezo a involucrar más con la cultura sorda”, compartió el director sobre su primer acercamiento con la historia que terminó contando.

Para irse comunicando con Rosa e ir desarrollando el proyecto aprendió lengua de señas y sobre los derechos de la gente sorda, además de todas las barreras que tienen.

“En medio de eso me doy cuenta de que Rosa está totalmente en desacuerdo con lo que ha vivido su comunidad durante tantos años, lo cual también tiene que ver con que estas personas no tienen una representación legal como tal y como consecuencia de esto ella empieza a estudiar derecho, lo cual significa un gran reto para una persona sorda y tiene que romper un montón de paradigmas para entrar a una universidad donde no están preparados para atender las necesidades de una persona con discapacidad. Empieza esta travesía, aferrándose a cumplir lo que desea”, dijo.

El segundo acercamiento con esta joven fue cuando ella le presentó a quien era pareja, una persona migrante, lo cual fue transformando lo que quería contar.

“Me presentó a su pareja de ese momento, una persona que va a Estados Unidos porque es un país que tiene más oportunidades para una persona con discapacidad y en medio de eso se da cuenta de que hay algo que le está pasando, entonces empieza una transición de género, lo cual supone otro nivel de complejidad. Con todo lo que estaba pasando con Rosa y su entonces pareja, me doy cuenta que ahí hay una película que está contando una historia de amor, de muchas verdades y de luchas”, contó acerca del momento en el que su cinta se convirtió en algo más que sólo un documental.

“Justamente lo que estaba pasando alrededor de la relación de Rosa y su pareja fue el parteaguas, la película no podía ser victimizante, ni tampoco tenía que glorificarlas como si fueran superheroínas simplemente por tener una discapacidad. Sólo quería contar la historia de dos personas que se quieren mantener juntas porque desean estar unidas en medio de complejidades y retos cada vez más grandes. La película trata de tocar esa relación que presenta y también logra que quienes la vean puedan empatizar con lo que le sucede a estas personas, esto permite entender a una comunidad desde otro lugar”, afirmó el cineasta.

El silencio de mis manos es una película que pone a prueba las relaciones e intenta hacer una reflexión acerca de las formas en las que nos comunicamos.

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