Bad Batch de Star Wars vuelve con cierre más que digno
- Por Redacción
Para este grupo de clones que como el título lo indica son catalogados como un lote defectuoso, los cuales se sublevaron ante la orden 66 que les obligaba a asesinar Jedis, atrás quedaron las aventuras en las que, aunque transitando por territorios marginales con tal de cumplir misiones a veces cuestionables, siempre les llevaban a protagonizar pasajes de acción excitantes y hasta esperanzadores. En la tan anunciada temporada final hacen válidos los planteamientos que quedaron en el aire luego del cierre de la anterior con el equipo fracturado, miembros perdidos y Omega —la niña clone que se les uniera en su travesía— ahora en manos de los científicos imperiales; y entregan de inicio los episodios más oscuros y desasosegantes de la serie.
Es en ellos que alineándose a la clásica estructura de caída y posible redención sobre la que se sustenta gran parte de Star Wars, que por fin terminan de encaminarse a convertir a Crosshair en el personaje más interesante de la propuesta, ese que de estar completamente seguro de sus objetivos y haber pasado de traicionar a quienes consideraba sus hermanos, se convirtiera en el gran antagonista y brazo ejecutor de las fuerzas al servicio de quienes irónicamente creen que los clones son obsoletos, ahora pasa a ser prisionero y no sólo tiene que asimilar el que todo lo que le daba sentido a su existencia se hiciera pedazos, sino confrontar el peso de la culpa y su estatus de ser un simple activo desechable dudando incluso de tener la capacidad para convertirse en algo distinto.
Todo mientras Omega, ante el confinamiento y la sistematización de la rutina a la que se ve sometida en las instalaciones de los laboratorios de manipulación genética enclavadas en un planeta salvaje, además de la crueldad que debe atestiguar, deja de ser sólo ese ingrediente de la trama para aumentar la tensión y dar los contrastes de inocencia oscilando entre servir como la niña en peligro y la que se afana en demostrar que puede ser útil, y ve ampliada su perspectiva ante el mundo y como el simple entusiasmo que le caracterizaba sea sustituido por entereza y madurez, sin que pierda lo genuino de su capacidad de comprensión hacia los demás, amén de su irreductible fidelidad y empatía.
Ya luego la serie irá recuperando el tono de aventura un tanto más ligera al enfocarse en la búsqueda de revelar cual es el gran plan del Emperador, pero ya sin sumergirse por completo en ella para lograr pasajes equilibrados donde se disfruta ver la interacción entre los protagonistas y otros clones que se han ganado un lugar propio en el gusto del público como el capitán Rex, además del regreso de otros viejos conocidos, lo cual afortunadamente no sólo obedece a una cuestión de fanservice, sino que se aprovecha para exponer un poco más de sus motivaciones como en el caso de la cazarrecompensas Fennec Shand y su desconcertante e irónica personalidad.
Así entonces, la temporada III de Bad Batch confirma que es a las propuestas animadas de la franquicia lo que Andor a las producciones live-action, esa justa mirada a los bajos fondos del Universo Star Wars, donde las batallas no necesariamente son glamorosas y de grandes magnitudes. Como ya es costumbre en Disney Plus, se estrena con tres episodios titulados Confinados, Caminos desconocidos y Sombras de Tantis, para luego ir sacando uno cada semana, lo cual es muy efectivo para extender la conversación entre los fans.
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